miércoles, 21 de octubre de 2015

AYER, HOY .... Y MAÑANA






Lo siento mi amor, pero estoy un poco espeso
y otra vez gris, como el futuro de la viuda,
que enfrenta a solas el resto de su vida desnuda
y como ella, yo, quizá haya amado en exceso.

Sé que mis palabras te sonarán a déjà vù, y siento
sobre todo la nostalgia de un abrazo ya olvidado
a la vista de una taza de buen café medio vacía
y sin más testigos que tú y yo, y no te miento

cuando te digo que realmente me es necesaria
tu presencia, a veces tan sutil como un recuerdo
y otra veces tan gruesa como un buena cuerda
a la que asirse en ésos momentos tan precarios

que no sabes muy bien qué decir y sobre todo
porque a tu alrededor no hay nadie conocido
porque la luz del viejo sol ya se ha escondido
y porque no es posible amarte de este modo,

sin poder decirlo cada día, sino de vez en cuando
y cada vez más bajo, no vayan a oírnos los vecinos
sé positivamente que tu pecho es mi único destino
y sufro todas esas veces que me marcho, dejando

a mis espaldas el único amor de mi vida,
la perla más cálida de un frío collar
la única persona a la que quiero amar
y me da miedo dar un beso de despedida.

Cuando en medio de la cena, leas esta parte
o lo hagas cuanto tengas ganas de acostarte
ajustándote las gafas de leer continuamente
viendo como los recuerdos acuden a tu mente

que el amor es muy complejo sabrás en tu interior
porque dos almas tan unidas no pueden separarse
tan solo por el hecho de que en una vida anterior
una de las dos partes haya tenido la idea de casarse.

Hoy no te voy a ver, vaya noticia, pero te añoro tanto
como echa de menos el bebé a su madre que lo mima
como la flor a su planta, como el valle a su cima,
igual no acaba el día sin que me invada el llanto,

que es la solución de los cobardes cuando no quieren
afrontar una situación que les supera y entonces lloran;
sé por qué mi alma sufre y me duele a cualquier hora,
pero lo peor es saber cuánto mis ausencias te hieren.



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