Sino tan sólo distintos, trufados de amaneceres
Abarrotados de sueños, y ahítos de sinsabores
Que dirigieron tu vida, que esculpieron lo que eres
Con un cincel algo romo, pero con la habilidad
Que proporciona el trabajo realizado a conciencia
A medias con la ilusión y aliado con la paciencia
Para dotar a la estatua de una cierta humanidad.
Los árboles determinan el sendero a recorrer
Y las farolas erguidas iluminan el camino
A todos los caminantes les ha dado por creer
Que son efigies vivientes en busca de su destino.
Y se visten de gran gala y acicalan sus cabellos
Mientras la luna emergente envolverá su cintura
De una luz que emitirá una serie de destellos
Colando entre el alboroto un poquitín de cordura.
Dicen que el viento del Este se eleva sin avisarte
Mientras que la tramontana está plagada de sueños
Silbando entre la tormenta me ha dado por esperarte
Sin saber, pobre de mí, que tu amor ya tiene dueño
Y no es un amo cualquiera, sino el príncipe del mar
Cuyas barbas como armiño, suelen arreglar los peces
Es cierto que la ilusión dentro de tu pecho crece
Pero también es verdad que si no dejas de amar
A aquella a quien no te ama, nunca descubres del todo
La forma de hacer justicia, y si te entregas de veras
Tampoco vas a escaparte del amor de ningún modo
Y hasta puedes encontrarte, entre osarios y calaveras
Los restos de aquel amante que no se cubrió de gloria
Porque la melancolía se convirtió en su estandarte
Cuando el sol salió a buscar el cielo por cualquier parte
Y se olvidó en el trastero los retazos de memoria
Que proporcionan, a veces, unos placeres efímeros
Como son la soledad, el desaire, o la avaricia;
Hace tiempo hubiese dado mi vida por la caricia
Con la que cogen los remos el equipo de remeros
Que surcan el mar azul con sus camisas al viento
Impulsados por la brisa que sopla desde la noche
Si necesitan parar, lo harán tan sólo un momento
De forma que una sirena la camisa les abroche
SIGUE.........
............CONTINÚA
Y deposite en su rostro un beso sobrevenido
Una especie de recuerdo para llevar sobre sí
Algún ósculo escindido de ése cielo carmesí
Donde reposa de día el Dios del amor, Cupido
Y donde las circunstancias que rodean el cariño
Cuando llegamos allí, no dejan de sorprendernos
Todos juntos, hermanados, de la mano de los niños
Que dibujan las estrellas muy juntas en sus cuadernos
Y al acabar la faena reclaman nuestra atención
Evitando la censura sobre los cuerpos desnudos
De la gente que, sin ropa, se dedica con pasión
A tejer su propia historia desenredando los nudos
Que fue dejando el pasado sobre un pedazo de tul
Que ya no nos pertenece, porque quedó en el desván
Donde quedan los recuerdos que a veces vienen o van
A merced a las corrientes de un mar teñido de azul
Y que surgen sin cesar en medio de la avalancha
Que provocaron los celos, y en la que cayó la nieve
Que se nos quedó adherida en esa herida tan ancha
Que sangra con decisión, cada vez que uno se mueve
Te quedas quieto y se para, te mueves y la sangría
Se hace eterna, se convierte en una especie de aluvión
En la que no falta nada, lo que sobra es la intención
De intentar tapar la herida, con apósitos de un día.-
Un poco como la vida que va poniendo remiendos
A los rotos que el destino va haciendo en el ventanal
Por el que miran los niños cuando no pueden salir
Aún sabiendo que en la calle se encuentra su porvenir
Y observan desconcertados como el tibio amanecer
Se despoja de sus sueños para salir al encuentro
De una especie de aventura de sitios por conocer
Que les llevará sin duda a lugares mar adentro.
Y anulará sus temores como si fuesen despojos
De una latitud extraña, que aparece en lontananza
Cuando los enamorados se miran sólo a los ojos
Y en la humedad del iris ven impresa la esperanza.
De una pasión sin fronteras regada por lluvias mil
Sobre un lecho de perfume que cualquiera notaría
Escribiré en una hoja plantada sobre un atril
Que un amor como el nuestro no es ninguna tontería.-
