sábado, 31 de marzo de 2018

PUSE LA VIDA A TUS PIES





Pensé que me querías de verdad; no era cierto
creía caminar por un vergel; y era un desierto,
me anticipé a la pena, lloré desconsoladamente
y aunque me costó despedirme de tí, finalmente

reuní las fuerzas suficientes como para escribir
unas bonitas palabras que llenasen por completo
el vacío que ibas a dejar en mi vida al partir
y tras de mucho intentarlo, me salió un soneto.

Formabas de tal forma parte de mí, que no veía
la diferencia entre nosotros, éramos lo mismo;
dos alegres corazones que al unísono latían
unos ojos que observaban la vida con optimismo;

y no creía tampoco en la distancia y sus miedos
de hecho, me parecía que estando lejos, un día
pasaría a visitarte, quizá frotando los dedos
si la escarcha, dulcemente, a los helechos cubría.

Pero me dio por pensar que tal vez, aquella historia
construida por mi parte con tanto amor, se partía
en pedacitos, imposibles de juntarse en armonía
pero la idea de intentarlo me pareció meritoria.

Confinado en mis recuerdos, puse la vida a tus pies
me quedé con esas fotos que nadie quiere, obsoletas
llenas de manchas y roces, rodando por mil maletas
y como siempre me ocurre, al final tuve un traspié

y arrojé por la ventana años de amor y ternura
en unión de varias prendas, aún de buena presencia
quizá me dé por reír, aunque todavía me dura
la tristeza remanente que me dejan tus ausencias.

De todas nuestras desdichas, culpa si quieres al cielo
deja de mirar al frente en busca de compasión
cada día en compañía da lugar a una canción
cada segundo en silencio, nos dejará por los suelos

y romperemos el molde con el que hicimos los sueños
nada quedará del árbol donde grabamos a fuego
aquel par de corazones, y en cobijarnos luego
bajo sus frondosas ramas, pusimos un gran empeño.

Señales de la existencia del amor, las hay a cientos
aunque no siempre las vemos, pues a veces en el juego
apostamos la pasión que vivimos por momentos;
puede que hoy no te vea, me he quedado un poco ciego.


...///...

AHÍ ESTÁ LA NOVIA (1 )






El sombrero caído y el traje un tanto ajado
camina hacia el altar el novio, superado
por el trajín de gente alrededor de él
casi incapaz del todo de recordar su papel

y observa en silencio, como el cura coloca
en orden y armonía efectos suficientes
para celebrar un rito, un poco decadente
como es la misa en sí, es lo que ahora toca;

y penetran los fieles en el templo, a oscuras
achicando los ojos, después de que afuera
se hubieran agrandado, sí, por la claridad
aun cuando las gafas, daban comodidad.

Ahí está la novia, en su traje de tules
espléndida, radiante, con sus mejores galas
muy poco tiempo atrás sólo fue una zagala
que escondía su rostro tras de los abedules.

Los padrinos también se han vestido a conciencia
se trata pues, de estar a la altura precisa y adecuada
del brazo de algún familiar, un tío, o una cuñada
que enjugarán sus lágrimas con bastante paciencia

se dirigen, con ánimo, hacia su propio sitio
reservado y con flores marcando el territorio
no llorar demasiado, resulta meritorio
cuando el aire en el templo deja un aroma a litio.

Da comienza la misa, se acallan los sonidos
el niño que jugaba, de pronto es reprendido
y tomará conciencia de donde está ubicado
o en caso contrario, tal vez sea castigado;

porque en las ceremonias y en su otro lado
no todo lo que brilla es de oro, hay engaño
en alguna medalla, que sólo tiene un baño
de ése metal precioso, por siglos adorado.

Y sin embargo aquí todo es cierto, es real,
dos jóvenes se casan al ras del mediodía
suena el himno nupcial, preciosa melodía
que invita a los presentes a olvidar el mal

y creer, por un rato, ser testigos de algo
cuyo relato luego, llenará muchas tardes;
no será una carrera, como la que hace el galgo
el cual de su potencia, siempre hace un alarde




...sigue

AHÍ ESTÁ LA NOVIA (2 )





...sigue


sino más bien camino hacia un destino ignoto
hecho de salvedades a un guión prescrito;
entre los asistentes, siempre hay algún devoto
si alguien no ha venido es tan solo un proscrito.

Mientras la vida sigue allá afuera, en las calles
la gente se dedica a criticar el gasto, necesario
para llevar hasta el altar a una novia del talle
tratando de hacer aflorar el efecto contrario.

Y el cura en su homilía, se refiere al amor
cuando nada conoce del tema, que no sea
aquello que ha leído y al final afea
conductas inmorales, demandando el fervor

de fieles y por tanto, de cualquier asistente
ya sea de la novia o del novio, invitado;
para ésta ocasión el templo se ha llenado
por venir, ha venido hasta el tío invidente

al cual hay que explicarle por dónde van los tiros
incómodo en su traje, cuyo color ignora
de ser marido y mujer, va llegando la hora
la madrina no puede evitar los suspiros

y el mundo en derredor, parece detenerse
sobre la cara de ángel de la estatua posada
en su peana gris, que simula perderse
entre la lejanía de una efigie olvidada

tan lejos del altar como cerca del techo;
hoy el padrino puede incluso sacar pecho
porque ha conseguido colocar a su hija
su sonrisa infinita, es una foto fija

un trayecto al futuro preñado de esperanza
una vejez tranquila, nietos en lontananza
y sobre todo paz, con el deber cumplido
y con zapatos nuevos, ambos pies doloridos.

La boda aún no acaba, y el tiempo se detiene
en el instante justo en que suena el sí, quiero
remanso de ternura, cuya agua contiene
además de cariño, perlas de amor sincero.

y volarán los pétalos de rosa, a la salida
y en la iglesia, vacía, su turno esperará
otra horda de gente, igual de bien vestida;
y de un día como éste, nunca se olvidarán.



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CUANDO TODO ES ETERNO







Allá donde termina el mar, y el horizonte
todo perlado de gotitas de blanca espuma
espera turno, para formar parte de la suma
que hace que las olas, hacia el cielo remonten

allí donde el agua no llega o si lo hace, rebelde,
pelea contra viento y marea en cada anochecer
para formar parte de una historia por conocer
cuyo guión, igual que la hierba, aún está verde.

Allá, donde los vientos alimentan sonidos
y los pájaros protegen, de él, sus nidos
mientras pían las crías en demanda de comida
y a lo lejos, la ciudad, aún en sombras sumida

se despereza y deja el pijama a un lado, arrugado
enciende la luz de diversos cuartos, sin saber
bien a dónde dirigirse, tal vez una vez desayunados
todos se marchen directamente al tajo, para ver

como pasan las horas en el viejo reloj de la oficina
ése con propaganda dentro y más polvo que cristal
ha marcado tantas horas, que está cerca su final
y sin embargo, si se rompe, una capa muy fina

de segundos caerá sobre las cabezas de la gente
acelerará su pulso y controlará sus mentes;
es lo que el tiempo hace por nosotros, sonríe
y luego hace que corra mucho tiempo, sine díe

creo que le llaman así, cuando todo es eterno;
si has de comer algo, procura que esté tierno
o de otra manera sufrirá un rato masticando
y mientras los demás ya estén casi acabando

aún estarás lidiando con el primer plato
entrante principal de una comida completa
quizá el segundo incluya un guisado de pato
y en el postre, la tarta, que está hecha de espelta

será el colofón a un ágape triste, casi para olvidar
porque en el fondo hay una pena invisible
muchas veces pensamos que todo es posible
pero si algo nos frena, y no nos deja avanzar

quizá sea posible intentarlo otro día
poniendo más empeño en la batalla
nunca se me dio bien generar alegría
pero tampoco sé si estoy dando la talla.



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EN LA MISA DE LAS DOCE






Cuantas más nubes se esconden, tímidas tras la montaña
cuantas más gaviotas pescan en el puerto, sin descanso
más almas se regocijan entre suspiros de incienso
cuyo penetrante olor, a las pituitarias daña.

Resultó ser otro día, para no hacer gran cosa
uno de ésos en los que el tiempo no corre nada
cada minuto es un siglo y cada siglo una década
y una simple decisión se presenta muy dudosa.

era jueves, la jornada a caballo entre dos aguas
siempre tan lejos del lunes como cerca del domingo
jornada austera en la cual, nos ponemos cualquier pingo
y recorremos el lago a bordo de una piragua.

y el viento contribuía con su fuerza a su leyenda
y ésa nube de algodón, tantas veces alejada
se acercaba a nosotros, no con pasos, con zancadas
y dejaba tras de sí, retazos de ella, en la senda

bastante serpenteante y casi nunca aburrida
por sabuesos y mastines hábilmente recorrida
son llamados por sus dueños a los que no hacen caso
regresarán con el alba, si no aceleran el paso

y recorrerán la estepa tras de una presa invisible
haciéndose carantoñas, jugando a ser previsibles
y sus ladridos dirán donde están a cada instante
por el sonido sabrán que la distancia es bastante.

Cada palmo de esa tierra que labramos a conciencia
haciendo de la labranza más que tarea, una ciencia
nos acerca un poco más al trabajo, que ennoblece
una vida sin fisuras, en la que las plantas crecen

y se convierten en árboles cuya sombra nos protege
de los rayos de ése sol, que proporciona el sustento
de todos los habitantes de la tierra, hasta que deje
de brillar y mandar rayos, allende en el firmamento;

porque un día quizá no tan lejano, imprevisto,
a la llegada del alba no habrá luces, será oscura
como cueva donde reposa el vino del señor cura
envejeciendo en barricas, y para las misas, listo

aunque no lo probarán los fieles, durante el acto
de reunirse con Dios, en la misa de las doce;
entre nuestras almas hay toda una serie de pactos
el problema es que la ley no siempre los reconoce.


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SERÁ UN DÍA PERFECTO






Verás, en torno tuyo, mucho movimiento
Decenas de autobuses en marcha
Gente soplándose los dedos por la escarcha
Será, en fin, la vorágine del momento.

El día será gris, o soleado, y quizá al final
Llueva un poco también si el sol se oculta;
las mujeres harán la compra si no les dificulta
el tráfico, pues para cruzar la calle está muy mal.

Correrán raudos los perros en pos de un hueso
el viejo pájaro comerá los restos que han dejado
las meriendas de los niños en el parque, olvidados
como se olvida de la vida, en su celda, el preso.

y no habrá fuegos de artificio para anunciar
el fin de las fiestas, ha tiempo que acabaron;
se tratará en fin, de gozar, pero sin renunciar
a agasajar a todos aquellos que lucharon

porque la rutina no fuese la que dicta el momento
para que las rosas no lleven espinas, y el sustento
de todas las aves de paso lo proporcione el cielo;
para eso apenas queda tiempo, ni ganas, ni consuelo.

Da pánico el pensar, que en los días tristes
aquellos en los que llorar es algo cotidiano
no halles en la calle a nadie para coger su mano
ni siquiera un poquito de viento que te embiste

al girar por la esquina y levanta tu falda, ufano
de mostrar su poder siquiera por un rato;
ríe en su ventana tras los visillos, un gato
intuyendo que quizá mañana ya será verano.

Y hay proclamas de gente que protesta sin cesar
han olvidado el tema por el que se juntaron
pero igualmente se arremolinan, y al cantar
entonan viejas canciones, que otros empezaron

y la ciudad se pone en marcha casi toda a la vez
las calles limpias, listas para recibir a los turistas;
de mi amor hacia tí, voy a darte una pequeña pista
te amo como el agua quiere y protege, a su pez

ya sea de colores o una carpa de río, eso da igual
porque amar significa no ver ningún defecto
si hay algo que reprochar, lo dejas para el final
y así el resto de la jornada será un día perfecto.-



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