Sobran palabras a veces, si los hechos corroboran
Una pasión sin ambages, un sentimiento profundo
Alejado de las sombras que en su interior atesoran
Lúgubres estupideces que hacen detener el mundo
Construido con paciencia, piedra a piedra, por igual
Entre dos almas gemelas hechas para estar unidas
Pero que juntas no pueden ni recomponer sus vidas
Ni tampoco divertirse, como en cualquier bacanal.
Aquellos años pasados no tienen un parangón
En estos días movidos, bajo la lluvia inclemente
El vacío de un adiós, deja un espacio decente
A ocupar, si así se quiere, por un viejo corazón
Que percute contra el pecho, de puro amor
Y coloca sus latidos entre fibras de maldad
Sólo el futuro dirá si nuestro amor es verdad
O sigue necesitando de ése último hervor
Que convierte en caldo gordo el guiso insulso
Cuya receta cogimos de un libro de cocina
No hace falta estudiar para mantener un pulso
Con la insípida comida que suele hacer la vecina
Si es verdad que a los amantes se les conquista comiendo
Si el rato que estamos juntos solo se piensa en comer
Si un buen día nos miramos y nos vemos sonriendo
Si en el final del cuento, lo que cuenta es el querer
Qué nos quedará en las manos una vez finalizado
El ágape suntuoso con el que a veces nos damos
El gusto de complicarnos la salud con el pescado
Pues desde hace ya tiempo la carne ni la probamos.
El camarero solícito, nos aconsejará el vino
El maître procurará que todo esté a nuestro gusto
Estamos en nuestra salsa en un entorno divino
Luego llegará la cuenta, y eso será un disgusto
Pues el amor es tragón y no entiende de corduras
Y procura salir del paso, sin antes deliberar
Si hay dinero suficiente como para malgastar
Encogiéndose de hombros si la situación es dura.
Sobran palabras si hay en la mesa un buen manjar
Y sobre manteles de hilo, sendas copas de champán
La comida es buen comienzo cuando se trata de amar
Y para cuando llega el postre, hasta las penas se van.
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