He recordado al pasar bajo el viejo eucalipto
Alguna tarde de Abril recorriendo la vereda
Cuando la luna prendida en el horizonte queda
Y las nubes a su paso, emiten sus veredictos
Cielos llenos de grandeza que animan los corazones
Impulsos plenos de dicha cuyo final no intuimos
Un brindis queda en el aire por todo aquello que fuimos
Una muchacha está triste, pero tendrá sus razones.
Hay motivos para amar, siempre que sean correctos
Y maneras de olvidar, éstas suelen ser odiosas,
Estamos en este mundo para intentar ser perfectos
Rezando, como de paso, a una multitud de diosas
Cuya efigie, en cada esquina, se parece a los amantes
Que por hablar sin parar, se han quedado ya sin aire,
Quizá todo en esta vida hay que hacerlo como antes
O podrías tropezarte con algún que otro desaire
Y salir del cuarto oscuro donde habita el desamor
Cuando todos los demás descansan en su rincón
Tras días de dura lucha, no exentos de resquemor
Al fin y al cabo han podido atravesar el Rubicón
De los celos, encendidos por la mecha del desdén
Cuya estela permanece después de haberse marchado
Como esa flor en el pelo de la muchacha de al lado
Que perfuma, sin quererlo, ambos lados del andén
Por donde el tren del fracaso recorre una vía muerta
Llena de hierbas, tan sucia, como el alma del celoso
Capaz de amar sin descanso y a la vez cerrar la puerta
A todo el que su presencia no le haga muy dichoso.-
Que su amada le idolatra piensa el pobre, y no acierta,
Y sin embargo es feliz, aunque sepa todo el mundo
Que ningún alma es capaz sólo de soñar despierta
Que es necesario también caer en sueños profundos
Donde el amor nace y muere en segundos y renace
De sus cenizas, requemado en el fuego destructor
De una pira construida para aportar el calor
Que el edificio del alma cada semana deshace.
Concluyamos dibujando un mundo de fantasía
Como si fuésemos críos haciendo sus garabatos
Hoy, como ayer, por tu amor sin dudarlo moriría
Pero déjame decirte que tengo cuerda para rato.-
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