viernes, 31 de julio de 2015

UN AMOR DENTRO DE OTRO





Si pudiese reescribir de nuevo nuestra historia,
Y si al menos tuviese los recuerdos ordenados
Juro que sería incluso capaz de dejar a un lado
Esas ganas de amarte, que son tan perentorias,

Que me han llevado al desánimo muchas veces
Tantas como ocasiones he intentado que vinieras
De lo más crudo del invierno hasta la primavera
Pero toda ilusión, llega un momento que decrece.

Quizá haya cerrado la puerta, sí, pero no para ti
Sino para cualquier persona que quiera conocer
Cual fue el motivo exacto por el que un amor así
Tan joven y tan bien avenido, acabó por fenecer.

Dentro del ataúd, el silencio es como una elegía
No se oye nada, y solo hay espacio para la tristeza
Se trata de buscar una tumba acorde con su categoría
Y sobre todo de que está muerto, conseguir la certeza.

Una vez el nicho asegurado, los deudos marcharán
En orden, por las amplias avenidas del cementerio,
Aspirando las lágrimas, que de sus ojos brotarán,
Atando cabos, pero sin llegar a entender el misterio.

Pero siempre habrá alguien que tendrá la clave
Tras de mucho pensar, se detendrá un instante
Dejará que el resto de los dolientes le adelante
Y sacará de alguno de sus bolsillos una llave

Que no abrirá el ataúd, no es de ése candado,
Pero que llevará impreso el nombre del hotel
En el que se suelen registrar los enamorados
Tratando de no dejar sus huellas, en el papel.

Y al entrar en aquella habitación del tercer piso
Allí donde te amé por última vez en esta vida
En la nevera, de variadas bebidas bien surtida
Dentro del congelador, para ser más preciso,

Nuestro hombre va a encontrar, ya congelados
Los restos de lo que parece un corazón humano
Antes de hacer nada, mirará hacia ambos lados,
Tratando de encontrar algo que proteja su mano

Del frío y de la escarcha, y con bastante tiento
Sacará despacio el corazón, de su gélido encierro
No ignora que está muerto, pero por un momento
Tratará de evitar su más que posible entierro.




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