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La sorpresa fuiste tú, y se me llenó el convento
de figuras de un Belén un poquito deprimente
no quiero extenderme más y por eso simplemente
aunque llorando por dentro, simularé estar contento
casi hacia el final del día, cuando se duerman las nubes
y el sonido de tus pasos dé la impresión de que subes
con el bolso firmemente sujeto contra tu pecho
midiendo bien la distancia por aquel pasillo estrecho
donde cualquier esperanza se topa con la pared
cada sueño debe ser más largo que ancho, y el viento
se encajona entre los muros en continuo movimiento
dejando detrás la furia, quedándose a su merced.
Nuestro piso es muy pequeño y nuestro amor bien escaso
por el éxito de ambos nadie apostaría un chavo
quizá un día cualquiera me dé por cambiar el paso
y rompiendo las cadenas, dejaré de ser tu esclavo.
Pero eso no será hoy, ni mañana, ni pasado
simplemente me ha dado por pensar en nuestro caso
no pasa nada si gritas, ni me da miedo el fracaso
todo lo que sé de mi es que estoy enamorado
y al entrar en colisión mis ideas con tus sueños
y al repartir ilusiones sentados en el salón
tal vez nos dé por callar, siendo del silencio dueños
o quizá como hace tiempo entonemos la canción
del olvido, que comienza suavemente y sin pausa
acaricia la garganta con un tono que enternece
nadie conoce al autor y no esta clara la causa
para la que fue compuesta, y así el misterio crece
como el álamo en el campo o el pajarillo en su nido
nuestro amor en plenitud, la rosa en el viejo huerto
o también la soledad que te coge desprevenido
y si no te andas con ojo, bien puedes darte por muerto.
Pero si algún día hablando nos diera por discrepar
cosa normal, pues los hechos a nadie dan la razón
dejaremos por un día que nos hable el corazón
y actuando como uno solo nos dediquemos a amar
permíteme que te diga, antes de que el sol se vaya
que he soñado muchos días que yo era una cobaya
y que en tus manos expertas servía de experimento
ser un juguete en tus manos es algo que no lamento.-
