domingo, 6 de julio de 2014

A LA VERA DEL RÍO





A la vera del río, allí donde las ranas crecen
Y se asoman para imponer silencio los peces
Allí donde las calladas anémonas sobreviven
Nadando entre dos aguas, una cálida y suave

Y la otra más fría y vengativa, cuasi nieve,
Me ha dado por ir a llorar para poder verte
aunque ya mis lágrimas a nadie conmueven
Son como el rocío y en agua se convierten.

Ojala pudiese llorar sangre, me quedaría
Exánime y entonces tal vez, querida mía,
aunque no lo creo, regresases para verme,
pues yo en tu idea de marcharte te vi firme.

El tren ha puesto entre nosotros una insalvable distancia
Y el factor hace sonar el silbato con su habitual prestancia
Dentro de unos minutos tan solo podré imaginarme su sonido
Miraré a mi alrededor y pronto constataré que ya te has ido.

En vano recorreré los lugares comunes, bastante alejados
Aquellos por donde paseábamos de la mano, enamorados
Me detendré junto a la fuente coronada por la dulce sirena
Y sin embargo no estarás allí para calmar mi sed eterna

Preguntaré a la gente por tu actual paradero
Y nadie a ciencia cierta, de ti me dará noticias,
Tal vez alguno intente equivocarme, sin malicia
Pero aún así preveo un desencuentro duradero.

Y pasito a pasito llegaré a la vera de aquel río
Donde las ranas emiten su discordante vocerío
Tal vez me dé por cruzar del todo el viejo puente
O tal como ya hice prosiga mi camino simplemente.

En todo caso y desde ahora mismo, sentiré que muero
Y aunque nunca busqué que mi situación empeorase;
Y a pesar de no perder la esperanza en que regresases
Tú seguiste tu marcha por ahí, ignorando que te espero.

Es el río la vida que nos lleva a pensar en un destino frío
agua dulce, o amarga, según la opinión de quien la bebe
una sencilla, a la par que detallada, explicación me debes
y la esperaré el tiempo que haga falta, a la vera de ése río

donde el croar de las ranas atormenta a los peces y tu ausencia
me hace recordar pasados episodios que creía superados;
me meteré en el agua al objeto de limpiarme de pecados
y luego, si pudiese verte, trataría de obtener tus indulgencias.