lunes, 21 de julio de 2014
UNA VELA, UNA TARTA, UN EXTRAÑO
Una vela no ilumina, a no ser que se la encienda
y termina la convivencia, si no se aviva la llama
acabar mal necesita de emprender una contienda
para ver quien puso más, hasta se hará una proclama
en el lago del deseo flota la melancolía
abajo del recipiente quedan restos del amor
por tratar de conservarlo se nos rompió la armonía
por no enfrentar los problemas, sólo nos queda rencor
y pasamos de los besos a la ignorancia supina
sobre la vida del otro, y para no verlo sufrir,
le quitamos de repente de su alma aquella espina
cuyo dolor, por lo menos, le permitía vivir.
cuando el pasado se va, quedan palabras, sin hechos,
trocitos de aquella tarta que iba a durar para siempre
la tierra en su caminar, busca senderos estrechos
y suplica a quien encuentra que sin demora la siembre.
Y nosotros, olvidando lo que fuimos, ensayamos
dos o tres mil nuevas formas de despedida sincera
no sé porque simplemente con el alba nos marchamos
bastará, para no vernos, que alguno cambie de acera
Y llegados a destino, aún con las maletas llenas
se sueños a medio hacer, de ropa interior barata
de libros nunca leídos, y quizá de alguna bata
miraremos hacia el cielo con la mirada serena
rogando a Dios por el otro, para que nada le falte
fuimos uno y somos dos, como la uña y su esmalte
aunque nos duela pensarlo todavía nos queremos
y no fue una discusión por lo que nos separamos
simplemente la rutina nos tomó la delantera
y se aposentó en el alma quedándose ya con ella;
hace un tiempo, no lejano, daría la vida entera
por ser astro dominado por tu venerada estrella
permanecer junto a ti, a salvo de tempestades
cobijado bajo el ala de plumas incandescentes
lejos de toda fortuna, sin pensar en vanidades
y estar en todo momento tan protegido y caliente
como el polluelo en su nido o el gatito en su gatera
lejos de los enemigos que se cuentan por docenas
por amor sería capaz hasta de hacerte una escena
pero temo que algún otro me tomó la delantera.-