jueves, 13 de junio de 2013

FUISTE TÚ LA QUE SE FUE (2)



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pero su vuelo la lleva a un destino sin retorno
tan lejos como el infierno de las almas doloridas
hay un run-run inaudible recorriendo nuestro entorno
y los besos que nos damos son sales para la herida

dejada por el olvido, agrandada por la pena
infectada por el odio, y que gangrena el hastío
y aunque apetezca llorar, mejor mantenerse frío
pero hay lágrimas amargas cayendo sobre la arena

de la playa de una isla perdida en el ancho mar
desde cuyos cocoteros se pueden ver las montañas;
son lágrimas de impotencia, se producen al marchar
y ni siquiera los besos su amplio caudal restañan.

Puedes si quieres pensar que soy sensible, no importa
si en el pasado tuvimos momentos de gran ternura
ahora mismo no puedo ni guardar la compostura
ni he logrado asumir lo que tu ausencia comporta

pero lucho como siempre por seguir vivo y si algo
he aprendido contigo es que no no valen atajos
ahora te puedo decir que no se muy bien si valgo
para odiarte, y además no quiero caer tan bajo

como para recordarte quién era el protagonista
en aquél triste teatrillo donde nada se representa
si acaso alguna comedia, de tema más bien simplista
aburrido y olvidado, pues tan sólo el final cuenta

porque cuando todo acaba y la gente se levanta
sacudiendo palomitas de su camisa de seda
es entonces cuando el viento a soplar abre la veda
y al alcanzar los oídos se diría que nos canta

todas aquellas verdades que dejamos para otro día
día que nunca llegó, es cierto, y yo no lo niego
tal vez una vez por tí, estuve bastante ciego
pero ahora, he vuelto a verte como eres, vida mía

y me queda la esperanza de retenerte un instante
haciendo un último chiste sobre el buzo y el pescado
o sobre esos dos borrachos que se caen del pescante
de un viejo carro que guía un corcel enjaezado

con cintas de mil colores, arco iris de emociones
que van dejando caer retajos descoloridos
en una iglesia cercana se reparten bendiciones
y a un lejano hospital acudirá algún herido

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