miércoles, 2 de junio de 2010

YA NO HAY CARCELES DE AMOR


Soy la prenda olvidada en el armario que a veces tú te pones
Tan sólo para volver a abandonarla en cuanto la has llevado
Hay veces que me siento como si fuese un mueble a tu lado
Y que, por ser un objeto inanimado, no hay que darle razones.

Soy ese ser que hace gala de su amor en cada instante
Una especie en extinción, pues ya nadie se enamora
Alguien a quien si te place, puedes llamar a deshora
Que muere si no te ve y que de ti está siempre pendiente

Tan solo para darse cuenta muy poco tiempo después
Que el amor supone a veces llevarse un duro revés
Sobre todo si a la vez te entregas en alma y vida
Y por el lado amable del amor te has visto seducida.

Nunca perseguí otro fin que convertirme en tu sombra
Ni pensé tampoco nunca en querer tan intensamente
Cuando el halo de la Luna nos sorprendió de repente
Con aquella claridad que, de pura y limpia, asombra

En una cárcel de amor con barrotes de cristal
Donde solo la impaciencia está desaconsejada
Y a veces sólo hace falta una pequeña mirada
Para encontrar la alegría que nos aleje del mal.

Al salir de la prisión, ya con la pena cumplida
Repuesta la libertad que se nos negó en su día
Tomamos el autobús en la puerta de salida
Realizando la ruta que a ambos nos convenía

Comenzamos pues a hablar y a poner en claro cosas
Que nunca habíamos dicho en aras de la amistad
Me contaste que al principio te sentiste muy dichosa
Y en tu rostro pude ver, que decías la verdad

Luego la conversación derivó hacia el sentimiento
Y el corazón se hizo dueño del papel protagonista
Tan solo nos permitió recordar esos momentos
Ahítos de tanto amor, que hasta saltaba a la vista.

Llegados al fin del viaje tú te bajaste primero
Y con la mano me hiciste un leve gesto de adiós
Yo me había limitado a ocupar el asiento entero
Tomando para mi sólo lo que antes fue de los dos

Y enseguida me dormí y en sueños yo te quería
Recorriendo dulcemente los senderos de pasión
Pero lo que no me acuerdo es si llorabas o reías
Ni tampoco del motivo, ni siquiera de la ocasión

Y así hubiese yo seguido soñando a toda pastilla
Si no fuese porque un guarda me despertó de repente
Me levanté somnoliento y me senté en una silla
Y te juro que mis lágrimas cayeron amargamente

Sobre el traje gris a rayas que distingue a los penados
De aquellos que sólo van a la cárcel, de visita
Ésa cárcel del amor en la que el hado deposita
A todos aquellos hombres que de ti se han enamorado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo en el amor bellamente expresado, pero no sé si las palabras pueden substituir a los abrazos. ¿qué piensas tú de ésto?
Esta no es de las mejores, pero me gusta.
syntagma.