jueves, 17 de junio de 2010
ERA VIERNES Y ERA AMOR
Era viernes y el amor se me apareció temprano
Como queriendo escaparse de la rutina diaria
Era viernes, como digo, y tenía entre mis manos
Una relación finita y una esperanza precaria.
El amor viaja en carruaje del que tiran dos corceles
Uno de negro azabache, que pone la voluntad
Otro blanco como nieve, que aporta velocidad
Y al que el látigo del dueño castigar el lomo suele.
En este carro se suben siempre que esté disponible
Varias parejas de amantes en busca de su destino
Abrazados tiernamente porque el amor es su sino
Y también para guardar un equilibrio imposible
Entre los baches que pueblan el camino que discurre
Por valles de soledad y que atraviesa los puentes
Trenzados sobre el abismo en cuya calma silente
La esperanza pierde el norte y la existencia transcurre
A medio gas, como el trote de un caballo sin jinete
Cuyos límites los marcan la hierba y el horizonte
Corcel de buena presencia y de mirada valiente
Que porta sobre su lomo una manta sin ribetes.
Porfía el sol en su lucha por despejar la mañana
Y el carruaje referido engrandece su figura
Sin saber que los amores que entran por la ventana
Ni son buenos, ni son fieles, y ni tan siquiera duran.
Si nadie pierde el compás y el viaje no se hace eterno
Si las manos de los hombres ayudan a las mujeres
Si la pretenciosa tarde al son de la luna, muere
Será camino de rosas sobre atardeceres tiernos
O les herirá la espina de la flor de la inquietud
Esa que causa pavor entre amantes inexpertos
Que te inocula un veneno que roe la juventud
Y te hace navegar hacia un destino incierto
Pero el viaje en todo caso no exento de brusquedad
Tiene como fin supremo, más allá de sus problemas
La búsqueda de una imagen parecida a la verdad
Icono de doble faz cuya mirada te quema
Y te impide disfrutar del descanso merecido
En medio de la campiña engalanada de sueños
Entonces vas y recuerdas todo lo que has vivido
Y descubres que el destino casi nunca tiene dueño
Pues la vida por vivir es lo único que importa
El amor que puedas dar, la mejor de las virtudes
Pero has de mirar bien, pues el porvenir aporta
Igual nivel de certezas, como de inexactitudes
Mi alma en la confusión que reina en el desamor
Se solapa tristemente bajo el ala del hastío
Seguramente será por no soportar el frío
Aunque también puede ser para buscar tu calor.-
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