A veces sueño contigo, y a ratos, estoy despierto
preguntando a las estrellas por el futuro inmediato
sólo es un modo sencillo de seguir pasando el rato
mientras los barcos están acercándose ya a puerto.
Ajenos a la tormenta que dejaron muy atrás,
con las bodegas repletas de peces recién cogidos
con vientos huracanados, como no vieron jamás,
sin oír, entre el jaleo, del corazón los latidos.
En el muelle del amor, hay mil naves recogidas
espléndidas en su aroma a sal y a viento del sur
de unos a otros pasajeros se darán la bienvenida
todos ellos rememorando del viejo mar, el azul
mientras en playas lejanas, las lozanas sirenitas
esperando alguna ola, tumbadas sobre la arena,
miran la nao que marcha, sin dejar salir la pena
pues una lágrima con sal, su terso cutis marchita.
en el medio de la nada, entre un par de corazones
rotos por la inmensidad del desafío del miedo
espero no hallarme hoy, y exponer razones puedo
y no solamente una, sino que tengo a montones,
de la vida en soledad, en cuanto llega la noche
y aquella estrella lejana me guiña el ojo, feliz
pues le dejan asomar, hasta el alba, su nariz
alumbrando sin parar como el faro de los coches.
Somos destinos abiertos y viajes sin programar
y allá donde el sol nos guíe, si se trata del lugar
donde los enamorados siempre vienen en pareja
cansados de tanto andar, musitando alguna queja
dejaremos nuestra impronta, que no es muy buena
por cierto, pero si la miras bien, quizá veas amistad
siendo posible también que haya cierta mezquindad
lo que es seguro, mi amor, que no debes sentir pena
por una acción dividida entre el ansia y el olvido
por una cierta distancia que se yergue entre nosotros
por no haber dicho que no, a las ideas de otros
por tener, como los locos, el corazón dividido
ya vendrán tiempos mejores y en el resumen del viaje
pondremos en letras rojas todo aquello que pasamos
cuando alrededor del mundo como niños nos amamos
tan absortos en los besos, que perdimos el equipaje.-
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