PARA CUANDO DIOS ME LLAME

Duele verse contemplando las mariposas de noche
cuando la vejez impera en el salón, y en el porche,
quedan recuerdos pasados por el agua del olvido
retazos de confusión y baúles sin contenido.

la vida pasa, es verdad, y no deja atrás miradas
si acaso, muestras de orgullo de gentes encadenadas
a un remo, desgastado, con el cual se dan paladas
para no ver el final nunca, aunque quizá de pasada,

se pueda intuir el lujo que hace tiempo nos dejó
esos abrigos de paño que ahora hay en el armario
no son sino dolorosos recuerdos, y el art dèco
una forma ya olvidada de sentirte millonario.

Quizá fui pobre, lo sé, pero al menos en amores
nunca me faltó el deseo, nunca dejé de querer,
y así transcurrió mi vida, olvidada entre vapores
de vinos sin la pujanza que se requiere al beber.

Para cuando Dios me llame a su regazo y la piel
se quede en este otro mundo, dejando el alma volar
tengo pensado un poema, si me permiten hablar,
acerca de los amores, del pasado, y de lo cruel

que resulta enamorarse cuando el amor es prohibido
y debemos de pensar en la persona que amamos
como un bien, del que apenas unas horas disfrutamos,
a no ser que en nuestros sueños, sin haber amanecido,

nos hallemos abrazados, hablando de nimiedades,
de tanto besar, los dos, con los labios arrugados
procurando que los rayos de ése sol inmaculado
nos proyecten en el techo imágenes de ciudades,

dadas tanto a los olvidos, como a paseos nocturnos
cuyas gentes van y vienen con semblante taciturno,
montados en autobuses, sin conductor y sin frenos,
pero que suelen llevarte a destino, por lo menos,

en lo que respecta a amar, te llevarán hasta el claro
donde todo enamorado grabará con gran paciencia
del viejo roble, a cuchillo, y con enorme descaro,
una o varias iniciales, y las tallará a conciencia,

dentro de un corazoncito, que a veces ni se parece
pero a ojos de la amada, será su mejor presente,
nadie le pregunta al árbol, porque éste, nada siente
aunque el corazón se agranda en la medida que crece.




......................