En un dulce momento de una mañana cualquiera
De ésas que hay unas cuantas durante todo el año
Cuando el sol a través de la ventana no hace daño
En ese mismo instante, como si antes no lo supiera
Me di cuenta que te amaba, pero ya era tarde
Pues tu luz se había marchado a grandes pasos
Dejándome en la piel como ésa cera que arde
En una vela, cuyo reflejo alumbra los fracasos.
Pensarás que soy tonto, lo sé porque yo mismo
Lo pienso, cuantas veces sueño con tu sonrisa
Y deseando que la noche no pase muy deprisa,
No dejo de ver el futuro con cierto pesimismo.
Hoy mis versos apuntan a ti, como es costumbre
En aquellos que aman y un día todo lo pierden;
Son hombres de papel, que igual que teas, arden
Aunque quizá prefieran eso a la incertidumbre
De no saber si una noche más dormirán en su cama
De ignorar si el volátil amor se quedará un ratito
O haciendo honor a éste nombre se irá rapidito,
Mientras a su lado se van apilando, como lamas,
Vestigios de una relación que nos pareció eterna
Y cuánto dura lo eterno, me pregunto yo ahora
Y la respuesta la hallo viendo pasar cada hora
Incluso cuando es de noche enciendo la linterna
Para que no se me escape ni un minuto sin recuerdos
De una vida juntos cuya historia terminó de repente
Hay momentos concretos en los que yo me pierdo
Paseando en pijama, sin hacer mucho caso del relente
Y veo amanecer con la pereza del que nada espera
Con nostalgia en la mirada y pena en el corazón
Espero que en este caso concreto me darás la razón
Y reclamarás para ti, por una sola vez, la culpa entera
Quizá ya sea tarde pero al menos mi orgullo, herido
Por un abandono sin matices, podrá recuperarse
Y llegado el caso, sin dar ningún cariño por perdido
Podría hasta tener algún ejemplo en el que fijarse.
Posiblemente es tarde, sí, pero sincronizando los relojes
Cogidos de la mano como antaño, mirándonos de frente
Te puede dar por pensar si es acertado lo que escoges
Mientras a tu lado palpita sin cesar mi corazón doliente.
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