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comprándole la ropa en las mejores tiendas
buscando algún colegio donde empezar de cero
no me gustó ninguno, a fuer de ser sincero
pero aún ahora mismo no espero que lo entiendas.
Sólo la fantasía puede ya reanimarme
porque mi sufrimiento es bastante evidente
camino distraído en medio de la gente
sin que nadie se pare siquiera a saludarme
no soy nada sin tí, mi vida está vacía
sólo un hueco horadado en una piedra soy
aunque no es la razón por la que escribo hoy
pero si te diré que hasta ayer te quería
y al instante, toda vestida de gris, apareció la pena
y todas las estrellas dejaron de brillar por un momento
pude ver escrito tu nombre allá en el firmamento
y tener que recordarte a cada instante va a ser mi condena
al menos hasta que pueda volver a enamorarme
debe de haber algún corazón perdido en la ciudad
o alguien puede sentirse unido a cierta soledad
pero espero que al menos se me ocurra moverme
porque fue la inacción, quizá el dolce far niente
quien te alejó de mi, y me causa extrañeza
no haber sido capaz de medir tu tristeza,
claro que nunca tuve la fuerza suficiente
para hacerte sentir segura entre mis brazos
y se me pasó el tiempo en absurdas peleas
o en bailes de salón, o en largas verborreas
de las que solo llegaron a tus oídos los retazos
y ni siquiera fueron los que quisiste oír
ni tampoco los que yo deseaba que oyeras
pensé que eras feliz cuando te vi reír
sin prestar ninguna atención a tus ojeras.
Hoy podría sentir, ayer era insensible
ahora me gustaría ser el hombre invisible
que cuidase de tí en cualquier circunstancia
parándome a tu lado salvando las distancias
tan sólo para ver si te fuiste realmente de mi lado
por mi mala conducta o buscando un deseo inalcanzable
en cualquier caso sé que en alguna ocasión seré juzgado
y el veredicto, en buena ley, no puede ser otro que culpable.
