domingo, 12 de mayo de 2013

AMOR SIN DOBLES LECTURAS (1)






Suave como la mirada de un joven enamorado
sutil como la indolencia de una mañana de estío
entre palmas y sonrisas el amor se puso a un lado
mientras su cuerpo mojaba en el agua de aquel río

observado desde lejos por obtusos visitantes
sin más trabajo que amar, sin tener ningún oficio
allanado su camino por brujas sin maleficios
de tortuosos aquelarres, otrora participantes

y de magia sin remedio, a base de ungüentos varios
si tuviese que comprar alguno de sus brebajes
de mi triste soledad, serían el corolario
de mi viaje hacia la nada servirían de pasaje.

Cuando el amor no se entrega, de nada vale intentar
capturarlo en una jaula, pues aunque parece entrar
en el fondo desconfía y antes de cerrar la puerta
algo en el fondo de su alma, de repente se despierta

y corre como un poseso, como si tuviera prisa
en pos de una circunstancia consustancial a su estado
hay que tratar al amor, al menos con gran cuidado
procurándole alegrías, fomentando su sonrisa

pues siempre se representa por un querubín rosado
semidesnudo y bajito, aunque sea en pleno invierno
todo sea por amar, pues al que está enamorado
poco le importa la ropa, y hasta le molesta el terno

y se quita la camisa como un turista en verano
bebe agua que no calma su sed, ni su desventura
todo lo achaca al calor, y hasta le sudan las manos
amar en estos momentos se parece a una aventura

de esas narradas en noches de bastante oscuridad
bajo el brillo de la lámpara con la bombilla fundida
un ligero tropezón puede causarte una herida
aunque debes levantarte con aires de dignidad

pues la fortuna sonríe tan sólo a quien no derrama
lágrimas sin ton ni son, ni se queja amargamente,
ni su suerte bien dispar, a cada instante proclama
en eso consiste amar, en aceptar realmente

cualesquiera circunstancias otrora tan enervantes
si hoy toca verse, pues bien, y si no toca, pensemos
si lo hemos merecido, ya que, a menos que nos amemos
no tendríamos derecho a que nos llamen amantes.

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