TRAS DE ALGUNA ESPERANZA

Quizá hayas pensado en mí, la otra noche
con el aroma a café caliente ya extinguido
entre el ruido de los motores de los coches
en los que los últimos invitados se han ido.

La tenue luz dejó paso a un cielo carmesí,
las estrellas se pusieron a charlar, ajenas,
a cualquier atisbo de esperanza, y serenas
echaron a andar cogidas del brazo entre sí.

Ya no quedan manjares en la mesa, ni pan
tan sólo alguna mancha de vino en el mantel
algún resto de carne con un mordisco cruel
y ecos de música tenue, cuyas notas se van

tras de una esperanza de una vida mejor
en otras circunstancias aún por descubrir
a pesar de mi ausencia, tu vida no es peor
aún sin estar juntos, es muy bello vivir.

Por fin la distancia fue algo bien tangible
y ya pude cotejar pasadas experiencias
listo ya para verte, me lavé a conciencia
luego dije "te quiero" en voz casi inaudible.

Te vi por la ventana abierta hacia el ocaso
preparando la cama para irte a dormir
aún sin llegar a llorar, no paré de sufrir
y espero que otro día pueda dar ese paso

y decirte al oído sólo palabras bellas
y cogerte del brazo, para no tropezar
y dormir a tu lado, y quizá al despertar
admirar el reflejo, pálido, de la estrella

cuya estela seguimos cuando amamos
mano sobre mano y besos tan seguidos
que se superponen para formar un nido
en el que quizá un buen día escondamos

la tierna soledad del amante imprudente
que ama sin sentido, pues amar es locura
hace tiempo que tengo tu mirada en mi mente
dejo pasar el rato, y luego, en la tarde ya oscura

cuando todos los vientos soplan hacia un destino
y las velas de los barcos los recogen y vuelan
surcando el ancho mar, donde no hay caminos,
miro una foto tuya y con ello mi alma se consuela.




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EN EL BAZAR DE LA ESQUINA

Hay momentos en la vida que dan risa, o al menos,
la tristeza está tan lejos como la luna de Marte;
otras veces sonreímos por compasión, como memos,
y se oye una voz triste, que sólo hará recordarte

que hay todo un mundo detrás, esperando tu fracaso
pues las lágrimas alegran a los que no las derraman;
no espero hartarme de nada, tan sólo llenar el vaso,
y brindar, a la salud, de los que de verdad se aman.

El futuro será incierto, al menos para los pobres
el pasado, tan lejano, no proporciona el placer
de olvidados sentimientos, tibios al amanecer
que acabarán por hervir, en la caldera de cobre,

rebosando por los bordes, y manchando el fogón
donde con tanto cariño se hacen a veces pasteles;
que comen los invitados, al son de un buen rigodón
y que al chocolate belga, algunos le son muy fieles.

Quizá por la diferencia entre el amor y el hastío
haya tratados de amor, que venden en librerías
cuyos dueños, sin decirlo, con avidez leerían,
mientras afuera, las rosas, beben gotas de rocío.

Al fin he podido hablar con mi médico de amores
y me ha recomendado no enamorarme jamás,
al menos si quiero ser otro hombre soltero más
entre los muchos que sienten ante una mujer, temores

sólo en su imaginación, pues la verdad que es muy lista
aparece en los momentos de duda, y derriba sin piedad
los altos muros que el hombre construye sin contratistas
detrás de los cuales hay, como poco, un siglo de necedad.

Qué triste es enamorarse cuando nadie te comprende
y las tardes de Noviembre se hacen largas y aburridas,
pero es más malo estar solo, pues la soledad va unida
casi siempre a una ilusión, que es lo primero que venden

en el bazar de la esquina, tal vez a precios de saldo
porque nadie quiere hacerse ilusiones, por si acaso,
se trata solo de amar, y así saldremos del paso
jugando a ser dioses malos, luego nos pondrán a caldo.

Y en la vida del amante, habrá dos puntos de envidia
uno, el del conocimiento de la mujer de su vida;
el otro es cuando alguien te dice tenue al oído
cuánto te echaba de menos y cuanto te ha querido.




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Y LLEGAREMOS AL MAR

Verás caer las hojas de los árboles en otoño
y las nieves aparecerán en la lejana montaña;
prepararás con cuidado la cena y el champaña
adornando el salón de flores, con sus retoños,

y al llegar los invitados, todos querrán admirar
tus magníficas pinturas, pegadas a gruesos muros
la vajilla de porcelana, esos muebles tan oscuros,
y sobre todo la vista, desde la terraza, al mar.

La vida te ha sonreído, y quizá no me recuerdes,
yo soy tu primer amor, aquel que no rechazaste
en principio, pero luego, sin razón abandonaste;
en temas del corazón, el más débil siempre pierde.

Y me fui por la vereda que sale desde tu casa
y que te lleva hasta el mar, en perenne movimiento
no eran lágrimas lo mío, era más que un sentimiento
era la flecha mortal, que tu corazón traspasa,

busqué en la vida otro amor, otros brazos, otros besos
me quedé con tu recuerdo al no encontrar otra opción,
y hete aquí, que ayer mismo, en tu excelsa recepción,
volví a verte, y al instante, sentí el antiguo embeleso.

Hoy los años han quebrado la resistencia a los celos
ya no te veo conmigo, pero aún me duele tu ausencia,
como ves aún soy tonto, no soy ninguna eminencia
pero en el tiempo contigo estaba tocando el cielo.

Cuando vuelvas de algún viaje de esos que realizas
por extraños continentes, lejos de cualquier lugar
y a que me quieres, como antes, te decidas a jugar
escribe sobre la puerta con un trocito de tiza,

alguna combinación que abra la caja de acero
donde guardas la pasión, sin dejarla ni asomar
porque quizá te haga falta, si quieres volver a amar
porque tal vez esta vez, tendrás que decir "te quiero".

Y si el tiempo no lo impide y la autoridad permite,
nos iremos, abrazados, tanto que incluso hará daño
riéndonos, de la vida, como hicimos hace años,
mientras allá en la montaña la tormenta ya remite.

Y llegaremos al mar, destino azul, encantados
de habernos vuelto a ver, tras de una separación
un poco rara, pero, tras estar tan encadenados,
seguir caminos distintos fue la mejor solución.-




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TODO PASIÓN Y DULZURA

Cuando decidas que has tenido bastante por ahora,
y prepares tu marcha, reservando los billetes
comiendo un poco y como siempre, a deshora
mientras tus cuatro cositas en la maleta las metes

cuando todo el porvenir se venga abajo de golpe,
y no encuentres ni las llaves de la puerta del jardín
verás a tu alrededor como la gente, algo torpe,
pasea por la alameda, en una tournée sin fin

haciendo tiempo, lo mismo que estás haciendo,
sentada sobre una piedra a las puertas de la nada
esperando un taxi, libre, que ya está apareciendo
por encima de la colina que domina la ensenada,

en donde nuestro barquito se marchita sin remedio
nadie pone su motor en marcha, ni quita nunca la sal
que se adhirió a su casco, en ésos día que el tedio
nos hizo izar el velamen y lo extendimos tan mal

que los vientos de poniente nos llevaron como peces
que aprovechan las corrientes para ver a sus parientes
conscientes siempre del hecho de que la gente merece
alterar por unos días la rutina de su vida, tan corriente.

Si los vientos te transportan a lugares tan remotos
que debes, para volver, contratar un guía y todo,
piensa que puedes vivir la vida de cualquier modo
aunque sea sin dinero, y de extraños dioses devoto;

y si el mundo, en conclusión se pusiera contra tí,
debes acudir entonces a fórmulas infalibles
tratando de reclutar a personas increíbles
en lugares apartados, donde me encontraste a mí,

todo pasión y dulzura en los momentos exactos,
pero también corazón, si el momento lo requiere,
la pluma de mi bolsillo escribirá que me quieres
y un notario dará fe de cualquier posible pacto,

y en el barco, acumulando horas de buen navegar
tomándonos las cervezas en la proa, sin parar,
tratando de no mirar el abismo de tristezas
al cual el lejano mar nos llevará, de cabeza,

limpiaremos la cubierta cada dos o tres semanas
con ahínco y con fregona, tras quitarnos los anillos,
y mientras tú en el espejo, te vas mirando las canas
yo haré las reparaciones con ayuda de un martillo.




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PARA CUANDO DIOS ME LLAME

Duele verse contemplando las mariposas de noche
cuando la vejez impera en el salón, y en el porche,
quedan recuerdos pasados por el agua del olvido
retazos de confusión y baúles sin contenido.

la vida pasa, es verdad, y no deja atrás miradas
si acaso, muestras de orgullo de gentes encadenadas
a un remo, desgastado, con el cual se dan paladas
para no ver el final nunca, aunque quizá de pasada,

se pueda intuir el lujo que hace tiempo nos dejó
esos abrigos de paño que ahora hay en el armario
no son sino dolorosos recuerdos, y el art dèco
una forma ya olvidada de sentirte millonario.

Quizá fui pobre, lo sé, pero al menos en amores
nunca me faltó el deseo, nunca dejé de querer,
y así transcurrió mi vida, olvidada entre vapores
de vinos sin la pujanza que se requiere al beber.

Para cuando Dios me llame a su regazo y la piel
se quede en este otro mundo, dejando el alma volar
tengo pensado un poema, si me permiten hablar,
acerca de los amores, del pasado, y de lo cruel

que resulta enamorarse cuando el amor es prohibido
y debemos de pensar en la persona que amamos
como un bien, del que apenas unas horas disfrutamos,
a no ser que en nuestros sueños, sin haber amanecido,

nos hallemos abrazados, hablando de nimiedades,
de tanto besar, los dos, con los labios arrugados
procurando que los rayos de ése sol inmaculado
nos proyecten en el techo imágenes de ciudades,

dadas tanto a los olvidos, como a paseos nocturnos
cuyas gentes van y vienen con semblante taciturno,
montados en autobuses, sin conductor y sin frenos,
pero que suelen llevarte a destino, por lo menos,

en lo que respecta a amar, te llevarán hasta el claro
donde todo enamorado grabará con gran paciencia
del viejo roble, a cuchillo, y con enorme descaro,
una o varias iniciales, y las tallará a conciencia,

dentro de un corazoncito, que a veces ni se parece
pero a ojos de la amada, será su mejor presente,
nadie le pregunta al árbol, porque éste, nada siente
aunque el corazón se agranda en la medida que crece.




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YA VENDRÁN TIEMPOS MEJORES.

A veces sueño contigo, y a ratos, estoy despierto
preguntando a las estrellas por el futuro inmediato
sólo es un modo sencillo de seguir pasando el rato
mientras los barcos están acercándose ya a puerto.

Ajenos a la tormenta que dejaron muy atrás,
con las bodegas repletas de peces recién cogidos
con vientos huracanados, como no vieron jamás,
sin oír, entre el jaleo, del corazón los latidos.

En el muelle del amor, hay mil naves recogidas
espléndidas en su aroma a sal y a viento del sur
de unos a otros pasajeros se darán la bienvenida
todos ellos rememorando del viejo mar, el azul

mientras en playas lejanas, las lozanas sirenitas
esperando alguna ola, tumbadas sobre la arena,
miran la nao que marcha, sin dejar salir la pena
pues una lágrima con sal, su terso cutis marchita.

en el medio de la nada, entre un par de corazones
rotos por la inmensidad del desafío del miedo
espero no hallarme hoy, y exponer razones puedo
y no solamente una, sino que tengo a montones,

de la vida en soledad, en cuanto llega la noche
y aquella estrella lejana me guiña el ojo, feliz
pues le dejan asomar, hasta el alba, su nariz
alumbrando sin parar como el faro de los coches.

Somos destinos abiertos y viajes sin programar
y allá donde el sol nos guíe, si se trata del lugar
donde los enamorados siempre vienen en pareja
cansados de tanto andar, musitando alguna queja

dejaremos nuestra impronta, que no es muy buena
por cierto, pero si la miras bien, quizá veas amistad
siendo posible también que haya cierta mezquindad
lo que es seguro, mi amor, que no debes sentir pena

por una acción dividida entre el ansia y el olvido
por una cierta distancia que se yergue entre nosotros
por no haber dicho que no, a las ideas de otros
por tener, como los locos, el corazón dividido

ya vendrán tiempos mejores y en el resumen del viaje
pondremos en letras rojas todo aquello que pasamos
cuando alrededor del mundo como niños nos amamos
tan absortos en los besos, que perdimos el equipaje.-



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EN BUSCA DE UN SOL MAYOR

Infórmame con tus ojos cuando estés preparada
para amar sin descanso, para dejarlo todo
y vestida para la ocasión de cualquier modo
la mirada perdida y quizá un tanto desmotivada

tengas la errónea impresión de que el mundo no gira
ni que, alrededor del sol, la tierra cierra el ciclo vital
los granos de trigo no crecen, y creas que es mentira
que sin tu presencia junto a mí, lo esté pasando mal.

A la fin y a la postre, la nuestra es una relación triste;
lo fue incluso cuando amagaste marcharte y no te fuiste
lo será cuando llegue el día, que no puede tardar mucho,
en que lo nuestro tenga un final, en contra de lo que lucho

sin mucho acierto, ya ves, pero con la esperanza cierta
de que por años que pasen, aunque se oculte la luna
y de todas las manzanas del árbol, tan sólo quede una
quizá sea el alimento necesario para una mente abierta

o solo el fruto del pecado, como lo fue antiguamente
cuando las palabras se escribían con tinta de calamar
en pellejos de animales, y no se distinguían claramente
quizá fuese por ello que a la gente le gustaba más hablar.

venimos al mundo sin manual de instrucciones
y la vida nos somete, en reiteradas ocasiones
a una batería de pruebas para ver la resistencia
de unas almas que a veces hacen acto de presencia

en el momento menos oportuno, cuando no se espera,
y las horas pasan lentas en el reloj colgado en la pared
hay un viejo trapecista que, de joven, trabajaba sin red
y ahora, por volver a ser quien fue, daría la vida entera.

Si se trata de piruetas, no soy precisamente el mejor,
no hago el payaso tampoco, intentando ser muy serio
la sonrisa no es mi fuerte, siempre he sentido temor,
a pasear por la senda, helada, del oscuro cementerio

y en cada instante me siento inseguro e impaciente
no paro de darle vueltas a las cosas y en mi mente
se mezclan como al azar tantas tardes olvidadas
que necesito reposo tras de las arduas jornadas

suspirando por tu amor, que se fue a otro sitio en globo
en busca de un sol mayor, o de una pequeña luna;
estuve siempre a tu lado, como orilla en la laguna,
ahora tengo la impresión de haber hecho un tanto el bobo.




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AL MENOS TE VERÉ

Cada detalle de mi vida está impreso en un papel;
a veces en blanco, en otras con manchas de tinta
y para poder narrarlo de una forma muy sucinta
en tantos idiomas como durante la torre de Babel

me puse un día a escribir mi propia historia
estrujando como vieja bayeta, mi memoria
y en cada simple gota que caía, tú estabas allí
pues formas parte de mi ser, desde que te vi

por vez primera, y mi corazón se puso a cien
y para detenerlo, casi tuve que ir a urgencias;
se dice que es mejor recibir un tiro en la sien
que tener para enamorar a una mujer paciencia.

En otro orden de cosas, te diré que hay lagunas
trocitos de recuerdos no muy bien ordenados,
luego miles de retazos de esplendores pasados
aparecen en mi mente, sin coherencia alguna;

pero hay un nexo causal que no me deja en paz
tu cara angelical, como bañada por luz propia
quisiera del óvalo de tu rostro, tener una copia
así mi llanto por tu pérdida no sería tan pertinaz.

Ahora solo me quedan, como digo, recuerdos vagos
a nadie le importa ya, ni un pimiento lo que hago,
si tú te fuiste de mi lado y se supone que me querías
pues nada espero del resto de la gente, pasan los días

y me miro en el espejo, haciendo muecas, sin pensar
en que puede haber alguien a mi espalda y sonreír;
antes malvivía, nadie me había preparado para amar
ahora contigo lejos, todos los días son un sinvivir.

y hago reverencias al claro de luna que mira de reojo
cuando el fiero sol se aleja por poniente sin mirar atrás
ya no voy a dejarme llevar por lo que digan los demás
pues a partir de ahora mismo, mi destino yo lo escojo.

Cuando llegue al final del camino y no haya nadie
apagadas incluso de la estación las luces de cortesía
llevaré como único equipaje, tres tomos de poesías,
y la triste sensación de haber viajado como en balde.

cuando tú llegues al final de tu camino, allí estaré,
quizá no quieras verme, pero para mí es importante
ver cómo, cargada de maletas te bajas del pescante,
y aún sin poder ayudarte con ellas, al menos te veré.



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DÉJAME

Déjame ser la lágrima que escapa de tus ojos
cuando el pérfido polvo los ciega, con el viento
cuyo soplo no sólo pone a la nube en movimiento
sino que al fuerte árbol menea, dejándolo cojo,

sin alguna de sus fuertes ramas, que caerán al vacío
no habrá red que amortigüe su caída; solo serán
unos objetos inanimados más, en un entorno frío,
que cuando vengan los hielos del invierno, morirán,

para pasar a formar parte de la tierra que acoge en su seno
no sólo a seres vivos, sino también a otros con poca salud,
de vez en cuando allá en la montaña se produce algo bueno
en otras ocasiones hay que alejarse cuando cae un buen alud;

pero en el fondo siempre se vuelve allá donde se besan
la tierra y el cielo, en ese lapso de tiempo diminuto,
cuando todas las nubes se alinean y durante un minuto
bien parece como si el universo, cuya esencia no pesa,

se expandiese sobre nuestras cabezas de chorlito
jugando por un momento a ser dios, y más tarde
cuando el rojizo sol, en la lejanía, parece que arde
abandona su ígnea prestancia y durante un ratito

eterno, a mi entender, se ocupa de asuntos terrenales
del amor y del odio, de la tierna pasión, de la bondad,
y olvida por un momento su penosa marcha por canales
cuyas aguas estancadas podrían atraer la enfermedad.

déjame ser por un momento una fuente de vida; sofocar
cualquier rebelión de tu cuerpo visto por el lado bueno,
y como si tan solo fuese una pequeña ardilla entresacar
la espiga de la paja, para luego descansar sobre el heno

que, cuando se está en el campo, substituye a la cama
igual que olvidamos el agua la vista del oscuro vino;
hoy volveremos tarde a casa mientras el pájaro espino
a medias entre la alegría y la soledad su trino derrama.

Déjame decirte tan sólo que te quiero, no escuches más
a todas esas personas que ni me conocen ni me quieren
cuyos comentarios estoy seguro de que siempre te hieren
no les prestes atención, ni en sueños, no los veas jamás

y nuestra relación transcurrirá por derroteros imprevistos
haremos de cada día una desafío, una sucesión de liviandades
un canto a la estación en la que estemos, y siempre listos
para tratar de no rompernos el corazón diciendo necedades.



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SUCEDIÓ EN PRIMAVERA

Somos nómadas de un desierto interminable
a lomos de camellos jorobados, cansados,
de recorrer la arena por caminos invisibles
para no poder llegar, jamás, a ningún lado.

Antiguamente fuimos amantes y tal vez
desearíamos volver a posar para ésa foto
donde todos sonríen en torno a una moto
poniendo al mismo tiempo una cara de pez.

Se nos quedó el amor, colgado en el alero
de un caserón antiguo, como luz de candil,
quizá murió de frío en el gélido Enero
o lo mató una alergia en el pérfido Abril.

El caso es que ahora, sólo somos amigos
unidos por un sueño, y separados también,
por una circunstancia que no nos hace bien
y aunque siempre te amé, eso sí te lo digo,

un día me alejé de ti, en la ingenua creencia,
de encontrar otro amor, para empezar de nuevo,
suave como la lana, redondo como un huevo,
de mirada agradable y muy buena presencia.

Sucedió en primavera, cuando las flores nacen
y los pájaros cantan mucho al despertar el alba
las olas de los ríos, contra las rocas se deshacen
y las nubes adquieren, con el sol, un tono malva.

Luego llegó el verano y el trajín de los viajes
me llevó de un sitio a otro, sin pernoctar apenas;
un día todo se fue al traste, en un fuerte viraje
desde entonces soy preso de ésa cruel condena

que consiste en amar, pero sin ser amado,
en hablar sin parar, pero sin nadie al lado
en dar algún paseo, por un bosque olvidado
por caminos ignotos, que no han sido pisados.

Quizá un día me indulten, no sé, pero si eso pasa
y la vida me da una segunda opción, la aceptaré,
y mientras el sol se dirija raudo hacia su ocaso
mil poemas de amor, para ti febrilmente escribiré.

Y pondré en cada uno un trocito de mí
serán largos y bellos, como solían ser;
igual que tras la noche, vemos amanecer,
así me siento ahora yo, renaciendo por tí.





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