martes, 5 de febrero de 2008

VIENDO PASAR LA VIDA


Haciendo un cesto enorme de una sola asa
Sintiéndome junto a ti como en mi casa
Aherrojado por la cúpula del trueno
Sintiendo el regusto amargo del veneno

Atila por un día
Freno y pasión por otro
Toda la vida delante de la calma
Toda la muerte en pos del desatino

Son otros versos los que quiero ofrecer
Otros mundos los que he de dar a conocer
A la serena gente que habita la gruta mas opípara
Del monte mas remoto de la cordillera mas audaz
Que teje en comandita sus encantos sobre hilos de oro,
En unión de un fauno devenido en caballo de carreras
Un gorila opulento
Una cabra salvaje, un pequeño koala y un jilguero
Este último que entona siempre con evidente esmero

Una canción tras otra, un trino y un gorjeo
Que sirven, de parapeto a los viandantes

De remojo a lo seco,
De humedad ,a la salvaje calima del desierto
De larga paz, a los señores de la guerra.

¡Ah!, si pudiera sentir lo que siente el infante
Que se alimenta libremente de la ubre materna
Que de nadie se fía porque a nadie conoce
Que solamente sabe que es de noche
Cuando el sol abandona su ventana

Que esperará su turno para ser un adulto
Tal vez con la vida trufada de deseos
O tal vez con la lista inacabable
De cosas a realizar mas adelante

Como ir a la iglesia,
Como no ir a Flandes;
Como casarse pronto
O enamorarse tarde.

Siento la cruel lanza del fin de la existencia
Que se lanza en pos de mi espalda sin recato
Siento que la vida me abandona cada vez
Que pienso que estoy muerto
Que sueño que en el Hades
El barquero Caronte me ha demandado un sueldo
Y no llevaba suelto.

Así me estoy quedando en una orilla, inerte,
Haciendo caso omiso a los cantos de sirena
Viendo pasar la gente
Viendo pasar la vida
Y preguntándome a veces en voz alta
Cuando vendrá la muerte.

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