lunes, 4 de febrero de 2008
A VECES PIENSO QUE ESTOY
Agradecida por ser varias veces tierna amante
Compungida por creerme persona tan importante
Triste por pensar que, a veces, no me haces caso
Emocionada por dar hacia tu vida un gran paso
Alegre por ser mujer, por ser tuya por ser cierta
Desdichada por creer que se me cierra una puerta
Debilitada y sin fe cuando veo que te alejas
Desconcertada y llorosa cuando intuyo que me dejas
Cariacontecida y lacia, si no te veo venir
Escéptica de la forma, del fondo y del porvenir
Expuesta a la verborrea de la gente que me ignora
Exultante cuando llega de nuestro encuentro la hora
Exánime cuando el viento resopla contra mi vida
Recuperada y feliz cuando me siento querida.
Sin aliento cuando veo que un correo me ha llegado
Desilusionada al ver que hoy no estás muy inspirado
Orgullosa de mi cuerpo, viviendo de la emoción
Solícita de tus manos, esperando tu opinión
Generosa, cuando debo entregar algo de mi
Caprichosa cuando trato de lograr algo de ti
Pálida como la imagen de una “madonna” italiana
Feliz como el pajarillo que trina por mi ventana
Tirana cuando se trata de solicitar tu amor
Ecuánime cuando a veces la duda lleva al dolor
Mísera al reconocer que ha pasado nuestro tiempo
Arrepentida de ser solamente un pasatiempo.
Decepcionada al saber que a otra ya perteneces
Consolada por saber que te veré muchas veces
Sincera cuando se trata de decirte la verdad
Comunicativa siempre, sin caer en la obviedad
Galante como las ninfas de una poesía ardiente
Acertada al disfrutar de este momento presente
Finísima al recordar todos tus buenos momentos
Alocada por vivir de tan bellos sentimientos
Amorosa si es el caso, casi siempre inteligente
Consciente de conocer que no soy gente corriente
Positiva cuando a veces por teléfono me llamas
Rendida y fiel cuando veo que soy para ti una dama
Incómoda si no llamas, ni me escribes ni me miras
Deseosa de saber que al menos por mi suspiras.
Impertérrita y distante cuando llega la ocasión
Dispuesta en todo momento a contener la emoción
Indiferente al olvido, a la distancia y al miedo
Vigilante de mi vida, creadora de remedios
Anhelante de caricias largamente deseadas
Inalterable y etérea como una piedra asentada
Capaz de ponerle puertas a una solitaria playa
Presta a seguirte por siempre allá donde tu te vayas
Interesada en darte todo lo que tu merecerías
Y vacía completamente, al terminar la poesía.-
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