viernes, 20 de junio de 2014

VOLVERÁS




Volverás, sí, cuando sea dulce toda el agua del mar
Y el cielo. al alcance de la mano, parezca de papel
Todas las hojas de los árboles se puedan contar
Y la arena del desierto se convierta en dulce miel.

Vendrás en un tren, casi en la primera madrugada
Y despertarás a las palomas, aún acurrucadas
Que, solícitas, se pondrán a tu servicio sin dudar
por si tuvieses algún tipo de mensaje para enviar

Quizá llueva ese día, pero no mucho, suavemente
Apenas unas gotas para mojar el ímpetu demente
Con el que regresas, agotada tras meses disfrutando
De amor sin freno, de caricias de cuando en cuando.

Si aún no es de día, esperarás que baje la marea
Comprarás unos dulces en la tienda de siempre
Saludarás a la primera persona que encuentres
Y tratarás, en vano, de contarle tu odisea.

Subirás al autobús por la puerta de atrás
Y en el último asiento, seguro te sentarás
Y te pondrás gafas oscuras sobre los ojos
Para pasar desapercibida a la vista de todos.

Al llegar a tu parada, dudarás entre bajar del carro
O seguir hasta el final del recorrido, llena de barro
Bajarte significa reconocer que te has equivocado
Continuar quiere decir que aún no habrás llegado.

Yo no te estaré esperando, pero me sentiré dichoso
Como si me estuvieses llamando así, de este modo
Intuiré que eres tú, pero no podré creerlo del todo
Hasta que no pueda darte uno de mis abrazos de oso.

Una vez que lo haya conseguido, ya no te soltaré
Que se te acerque cualquier persona impediré
Ni siquiera que hables con alguien permitiré
Y un palmo el muro que rodea nuestra casa levantaré .

Y si a pesar de todo eso un día vuelves a marcharte
Colocaré una silla en el jardín y me pondré a esperarte
Cogeré el libro más gordo que haya en el salón
Y aguardaré paciente a que vuelva la pasión.

Volverás, sí, porque en el fondo sabes que marcharte
No fue una buena solución, y sobre todo intuyo
Que en el amor debe de haber reconciliación, es lo suyo
O no será más que rutina, es por eso que no dejé de amarte

Sé que un día volverás, sí, a cualquier hora del día
Aunque para ello querida mía
Y por mucho que me duela todavía
Debas marcharte, quizá en el último tranvía.-