viernes, 25 de abril de 2014

ALGO ASÍ COMO UN CUPIDO




Pido perdón a todos aquellos cuyo nombre he olvidado
en su momento amigos y ahora, tan solo algún recuerdo
fantasmas sin pasión, lejanas obligaciones del pasado
con las que no se pudo, ni se podrá, llegar a acuerdos.

Me río en la distancia del olvido, cruel paradoja recurrente
epilogo sutil de un libro inexistente, aún no imprimido
entre los largos cabellos de la rubia sirena adormecido
y a lomos de su piel, pálida como la luz de la luna silente,

retorcido; como una serpiente indecorosa, ahíta de maldades
parecida a una parca desatada en busca de una presa facilona
anclada en un pedestal de odio e ira, pozo de deslealtades
cuyo impacto visual, en un descuido, te mandará a la lona.-

Ahora que recuerdo, un día me dio por amar a todo el mundo
y en la efímera cordialidad de los besos sin retorno
afanados en busca de otros corazones más profundos
me quedé con la idea de poner en derredor algún adorno,

algo así como un Cupido dibujado al carbón con su arco
y sus flechas, un ojillo tapado y toda la túnica abierta
como corresponde a un dios que no emplea las puertas
y que en los mensajes que lanza se ha mostrado parco

al menos en los que a nosotros, otrora, nos llegaron
ligeramente amargos, siempre sin remitente conocido
atados a palomas mensajeras que algún día volaron
para retornar, una vez la entrega realizada, a su nido.

Y el cielo se tiñó de una luz oscura a su alado paso
bramaron las montañas, los ríos escondieron a sus peces
y el único amanecer que disfrutamos fue un fracaso
y en el lento torbellino de furia, cuando la ira crece

todos los pensamientos tienden a converger en una idea
no preguntes cuál es, pues yo mismo acabo de olvidarla
y desde ahora me pongo a empezar a pensar en la pelea
difícil de librar, sobre todo cuando las ganas escasean.

Pido perdón, lo he dicho, a todos aquellos amigos olvidados
a los que fueron fieles y a los demás también, nobleza obliga
y si el nombre de alguno en el tintero se ha quedado
exijo desde aquí, que por parte de los otros, se me diga

porque no dormiré tranquilo hasta saber cuál ha sido el problema
que nos ha impedido ser felices, a nosotros que somos todo amor
la causa probable lo sería el estar siempre hablando sobre un tema
y la improbable quizá fuese que aún me guardases parte del rencor

con el que asumí tu marcha, después de haber disfrutado tu presencia
una mancha en mi historial de amor, inmaculado como la blanca nieve
he llegado a pensar que al tratar de disparar contra todo lo que se mueve
me ha faltado una bala para amarte como te mereces, es decir, con decencia.-