lunes, 12 de mayo de 2014

UN TIERNO CORAZÓN




Habría que distinguir entre amar y ser amado
y hacerlo también entre llorar y ser llorado
no es lo mismo amar, que estar enamorado
ni tampoco lo es penar, o estar ya condenado

Pero al final del camino lo que cuenta no es tanto
la fuerza empleada en vivir la vida como un todo
sino la suma de dos esfuerzos, unidos de tal modo
que una vez despegados pierden todo su encanto.

La vieja rueca del destino ha dejado de girar a medianoche
y con ella los fastos del pasado en común se desvanecen
hoy, por ayer, he visto como nuestra ilusión desaparece
y no he sido capaz de hacerte ni siquiera un reproche.

Llámame tonto si con ello justificas tu otra vida,
y no pienses en mí más allá de lo estrictamente necesario
se da la circunstancia de que no hay palabras en ningún diccionario
para expresar lo que siento realmente tras haber comprobado tu desidia

y es exactamente por esto por lo que escribo versos que nadie leerá
para poder exorcizar mi mente de todos los conjuros recibidos
durante este tiempo que compartimos juntos, del que nadie sabrá
porque tratándose de ti tan solo se me ocurren mil cumplidos.

Y en el porche de la casa en común colocaré un letrero
y en letras capitales escribiré “se vende” dedicado a mi alma
y escucharé todas las ofertas que reciba, con recobrada calma
y al final del día tal vez alguien lo haya leído con esmero

y se pare a reflexionar mientras hace recuento del peculio
para ir hasta el banco a por más efectivo,si fuese necesario
tal vez ofrezca comprarme el intelecto hacia mitad de Julio
o quizá aborde esta delicada operación de un modo rutinario

mientras prueba el pastel, las magdalenas y esas otras cositas,
junto con el dulce moscatel, con el que agasajabas las visitas
cuando te hacían gracia, que no siempre era el caso,
tu media sonrisa de entonces era un bien muy escaso.-

Puede renunciar a la compra, esa sería la mejor solución
pero si se arriesga, habrá adquirido por un poco de pasta
amén de la parte mas cierta de mi vida, un tierno corazón
dejándome tan solo con la sensación de poder decir basta

al llanto amargo, a la pena escindida de un lúgubre proceso
a todos los tequieros emitidos por gargantas un poquito irritadas
y a todos aquellos que les da por llorar por sus vidas destrozadas;
y es que en el fondo, mi único pecado es haberte querido con exceso.-