sábado, 23 de noviembre de 2013

NO HAY SITIO ENTRE TANTA ESTRELLA




Qué se podría decir que nunca antes se había expresado
acerca de una ilusión abocada al fracaso y al olvido
nada, excepto quizá un réquiem si ya hubiese fenecido
todo, si volviésemos a recorrer aquel camino andado.

Porque al final del sendero está el refugio y en él la paz
arropada por el flujo constante de miles de baladas
en una música celestial envueltas y siempre encadenadas
a una letra más o menos acorde, puede ser que falaz

pero no exenta de ciertos reproches suscritos por la ira
y aireados por el viento del rencor soplando sin cesar
para no dejar que nadie se detenga en su firme caminar
hacia el final del día que muere cuando el sol se retira

y las nubes de algodón rojizo se colocan de lado
para hacer sitio a la luna, que viene en un suspiro
baja de su carroza de la que tira un alazán alado
y enseguida aparece en el horizonte, como un tiro

golpeando a diestro y siniestro con sus rayos inmunes
a la crítica, a salvo de rencores, hechos de fantasía
y traspasando el oscuro manto de la noche más fría
acaba por iluminar para siempre los lugares comunes

por los que la ilusión de los amantes pasea o se detiene
según las circunstancias del terreno, no apto para andar
pero si para alimentar al viejo árbol traído de ultramar
cuyas raíces el áspero suelo a duras penas sostiene.

Qué se puede decir del caminante que no resulte raro
si no es que parte de su tiempo lo pasará encantado
de formar parte de un mundo algo soliviantado
o que alguna de sus hazañas se hicieron con descaro

para evitar tal vez verse envuelto en enredos de alcoba
mucho más atrayentes cuantos más detalles conocemos
ahora todo puede consistir en saber si un día nos veremos
o por el contrario el viejo árbol del cual se saca la caoba

recogerá nuestra despedida tatuada sobre su gris corteza
sembrada del musgo de los tiempos y sucia por el paso
de tantos animales, que no pudieron minar su fortaleza
pero que a su ego vegetal sin duda le dieron un repaso.

Qué te puedo decir que sea original siquiera inteligente
tal vez mejor callar si no fuese porque ése no es mi fuerte
a veces me aturullo si debo de hablar en presencia de gente
pero aún así reconozco que al conocerte, yo tuve mucha suerte.