martes, 13 de agosto de 2013

ESTOY A DIETA DE TÍ




No quiero irme esta noche a la cama sin cenar
como hacía tantas veces cuando sólo era un chaval
debería comer algo, aunque me sentase mal
y hacia el final del convite probar un poco el caviar.

Las mesas de los amantes suelen llenarse de viandas
el problema se suscita cuando deben elegir
entre comer un poquito, lo justo para vivir
o atiborrarse a raudales, para llevar en volandas

el amor a lo más alto, que no es igual que profundo
en una ocasión pusiste el listón tan elevado
que al rebufo de tu ímpetu me quedé como clavado
no supe si había muerto o era parte de este mundo.

Gracias a Dios que los hados obraron en consecuencia
no permitiendo que hubiese un borrón en mi historial
aún me asusta el recordarlo, no me pareció normal
que me pidiese a gritos amarte con más frecuencia

pues siempre había pensado que no eras impaciente
que tratabas de buscarle el lado bueno a la gente
que toda tu fantasía consistía en encontrar
el instante más propicio simplemente para amar.

Y hete aquí que me encontré atrapado entre dos aguas
por un parte el estrecho que divide en dos al mundo
y de otra el ancho mar, que gesticula iracundo
mientras todo su caudal de tiempo en tiempo desagua

y yo era el frágil barquito con una vela arrugada
faenando con esmero por aguas tan turbulentas
que al final de la mañana y casi sin darme cuenta
no había echado las redes ni había pescado nada

y regresaba hacia el puerto temiendo tu reacción
ya me parecía verte asomada en el balcón
hablando con las vecinas de la pesca que esperabas
en buscar alguna excusa torpemente me afanaba

No quería decepciones, tan sólo buenos momentos
ese fue mi único fin, que te sintieses dichosa
no lo logré, pese a todo, fue una aventura hermosa
y sobre todo traté de llevarte el alimento

que tú siempre rechazabas simulando estar a dieta
no comiendo cuando toca, sino haciéndolo a escondidas
muchas de mis inquietudes, ya las daba por perdidas
y buscando en la alacena, me encontraba tus galletas.-