miércoles, 14 de agosto de 2013

ESTE AMOR NO VIENE A CUENTO





He tenido la fortuna de tenerte entre mis brazos
de juntar cuerpo con cuerpo, corazón con corazón
y de soñar, bien despierto, con encontrar la ocasión
de fundirnos nuevamente en un prolongado abrazo.

Muchas son las sensaciones traídas a mi memoria
inacabados recuerdos de una historia sin final
torpes ideas fundidas en un crisol de metal
bien modelado, eso sí, de forma satisfactoria

por un escultor perdido entre el fracaso y la gloria
el deseo de tenerla, y el miedo a no conservarla
le hacen reír o llorar, cuando sólo quiere amarla
antes de que todo acabe en la cripta mortuoria.

El fin último del hombre es tener la sensación
de haber amado sin tregua, como si fuese un ciclón
tifón muy poco benigno que surge en la primavera
arrancando las farolas y a veces, casas enteras

llevándose, de trofeo, un buen trozo de jardín
una pala enmohecida por falta de uso, un cojín
algunos libros insulsos, comprados en mercadillos
mientras su núcleo inmenso contornea los bordillos

y ruge, como enfadado, hasta que el sol aparece
dejando como en suspenso la ira de ese tornado
por el cual los paseantes deben apartarse a un lado
hurtándole la atención que por su fuerza merece.

Siempre perseguí la idea de ser fuerte y de vivir
la vida sin ataduras, como si fuese un salvaje
en una selva olvidada, y sin dejar de sentir
me pasé tardes enteras deshaciendo el equipaje

para disfrutar la brisa que se colaba en la alcoba
donde tantas ilusiones mueren y desaparecen
donde hay que bregar duro, y las heridas escuecen
allí donde las que limpian, deben emplear la escoba.

Si esta metáfora sirve es algo sin importancia
pues tras la melancolía siempre hay alguna razón
huyendo de la nostalgia, recobramos la ilusión
de añorar al ser amado, aunque sea en la distancia

y cuando muera la longeva tarde en los tímidos brazos de la noche
y las estrellas traten de guiarte hacia destinos lejanos y grandiosos
el amor vendrá a nuestro encuentro, ojalá que con paso presuroso
y de placeres sin fin, de besos y caricias, haremos gran derroche.-