lunes, 1 de julio de 2013

SI ESTO FUESE TAN SÓLO POESÍA





Si no piensas volver, házmelo saber por cualquier medio
no vaya a ser que piense que algo malo te ha ocurrido
te imagine herido, casi muerto, o tal vez sin sentido,
y me ponga a buscar para mi soledad, cualquier remedio.

A la hora en que sueles llegar, hay siempre una esperanza
difuminada en ocasiones por tu ausencia inexplicable
es verdad que los vecinos suelen echarme un cable
hartos de ver mi corazón en continua mudanza.

Nadie me ha oído todavía llorar, de eso presumo
y como las lágrimas son mías, no las quiero soltar
tras años de tristeza me habrán visto, a lo sumo
recorrer a solas la avenida que acaba frente al mar

llevando en mi cabeza, en perpetua desazón, imaginarios
poemas escritos para mi, pensados para otras, mas propios
de un pasado cuya razón de ser, es haber hecho acopio
de pasajes escritos casi en su mayoría,de modo rutinario

y recitar al paso de la gente que acude a casa a descansar
una especie de rimas, sin mucho afán de serlo, cuasi ripios
que se basan en profundos sentimientos y suelen acabar
tergiversando de tal modo el final, que parece el principio.

Son poemas o no, según el gusto almibarado del autor;
están en las antologías, de lo que no debe de ser la poesía
nadie paga por ellos y sin embargo es posible que un día
de un cuento de hadas sin madrastras puedan ser el motor.

Pasan a mi lado pero sin detenerse, jóvenes y mirones
aunque miran más los primeros, tal vez por diversión,
yo, que antaño fui más joven no pierdo la ocasión
de reordenar mi vida, tratando de obviar las opiniones

que, o bien no son sinceras, o en caso de serlo, no interesan
pues no es más feliz quien más presume de serlo, en todo caso
es incluso posible sentirse emocionado en esta vida intensa
en la que todo lo que no proporciona algún placer es un fracaso.

Somos lo que queremos ser, y alguna vez somos tan sólo viento
pero en el resumen de mi vida, el cual todavía está por escribir,
he de poner a modo de epitafio, escrito con todo el sentimiento,
“aquí yace un cariño eterno”, al cual la soledad le prohibió vivir.

Y al llegar al mar, tal vez de olvidar la soledad será el momento;
quién sabe si al llegar yo misma me pondré a relatar a los presentes
tantas penas de amor que bastarían para llenar cien aposentos
mientras que por mi rostro empiezan a caer mil lágrimas ardientes.-