domingo, 14 de julio de 2013

IGUAL QUE LA PASADA PRIMAVERA (1)




Sé que el mundo seguirá adelante, cuando me haya ido
conozco las leyes por las que se rige todo el universo
habrá muchas opiniones tratando de explicar lo sucedido
y como en toda historia de amor, también hay un reverso

el lado oscuro de una relación que se nos fue acabando
mientras rompíamos los lazos de azúcar que la sujetaban
es posible amar sin caer en la melancolía, nos contaban
todos aquellos que sin ellos quererlo terminaron amando

pues el virus del cariño se inocula de una sola vez y no se cura
por mas desengaños que la vida nos produzca, ni tampoco
cuando el árbol en el que se graban corazones en su tronco
a fuerza de regarse, y con el paso del tiempo aumenta su estatura

y se hacen grandes los mensajes que decoran su corteza
el grácil corazón parece enorme, y nuestras iniciales,
adquieren una dimensión que las hace sobrenaturales
recorridas cada día por la oruga, con su habitual pereza.

El sol saldrá puntual a su encuentro con las nubes turquesa
que tratarán de ocultar su fulgor, siquiera por un instante
pero nunca podrán acabar con sus rayos, estos las atraviesan
y será lo mejor para el que se despierta, mirar hacia delante

o el brillo cegador del astro rey le dejará indefenso
sin más apoyo que un ligero bastón sobre su palma
escuchará ciertas voces llamándole a la calma
y buscará en el cielo, un punto de consenso

para que cada idea surgida del fondo de su alma sea cierta
para poder amar, un lujo es estos tiempos de impostura
para expresar a gritos sus buenas intenciones, su cordura
para llamar sin sentirse un extraño, a una de esas puertas

con las que los enamorados parecen subvertir las ordenanzas
y a contracorriente, viven de noche cual cigarras y aman de día,
poniendo el corazón en cada intento, recibiendo alabanzas
a no ser que topen con alguien que teniendo sus razones no se fía

de la aparente fragilidad de la montaña cuando llega el deshielo
y abre agujeros en su superficie, por los que el agua se desliza
haciendo agujeros bien visibles en la piedra porosa, cual caliza
por donde caen todas las esperanzas, atraídas hacia el subsuelo

cual presa fácil de un viejo donjuán que a las vírgenes seduce
poniendo todo su empeño en parecer enamorado y fiel
elaborando en su interior para el final ese mensaje cruel
que a todas incomoda, haciéndolas llorar, y que a nada conduce.

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