lunes, 27 de junio de 2011

ESTO QUEDA DE LO NUESTRO




Viniste a mí en el postrer expreso de la noche
Rodeada de bultos en los que habías embutido tu vida
Dejaste que uno de mis besos te diese la bienvenida
Y enseguida metimos tus maletas en el coche.

Yo no quería saber el motivo por el que regresabas
Tú no quisiste decirme el tiempo que te quedarías
Yo sólo intentaba seguir pensando que me amabas
Tú no dijiste nada que me hiciese pensar que me querías.

Recorrimos los últimos metros con las manos unidas
Llegamos a la casa que fue nuestro refugio y nuestro nido
Tras de aparcar pegados a un lado de la gran avenida
Saliste del coche, como siempre, desarrugándote el vestido

Y buscaste la llave de la puerta detrás de la figura
De una sirena en bronce que sostenía una farola
Desde que tú te fuiste la sirenita ha estado sola
E incluso la luz se fue apagando hasta quedar a oscuras.

No dudaste ni un momento al entrar en el salón
Y tras recolocar el cuadro que siempre se inclinaba
Dejaste abierta la puerta de salida al balcón
En el que cuando hacía buen tiempo, descansabas.

Luego visitaste la cocina, y como si fuese un rito
Al ver tanta vajilla utilizada, tanto cubierto junto
Tal vez fue una impresión, pero estuviste a punto
De ponerte a limpiar para dejarlo todo tan bonito

Como lo estaba antes de que un viento alocado y vengativo
Te llevase consigo por valles recubiertos de maleza
Y a mi me dejase un poco triste, y tal vez pensativo
Hubiese ido a por ti, pero al final me dio como pereza.

Vista la planta baja, quedaba por ver únicamente
La alcoba que se halla en la parte de arriba de la casa,
De la que tantos recuerdos conservo yo en mi mente
Cada vez que en silencio nuestra historia repasa.

Y yo creo que fue porque había una mujer en nuestra cama
Cuya respiración, que apenas se notaba, elevaba sus senos
Vestida únicamente con su piel, sin rastro de pijama
Es por eso tan solo, que te fuiste, echándote de menos

Tan sólo cuando las ruedas del coche chirriaron al volver
A toda prisa en mitad de la avenida, como queriendo huir
De una situación que te aturdía, sin querer comprender
Que un hombre sólo siempre anda buscando un porvenir.

Subí a la habitación porque no recordaba haber dormido
Junto a ninguna mujer, al menos desde que tú te fuiste
Y al levantar la ropa de la cama me quedé sorprendido
Al ver a la sirenita sonreír, pero con la mirada un poco triste.

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