lunes, 27 de junio de 2011

EN LA ACERA DE ENFRENTE





Proclive a la esperanza pero poco dada al sentimiento
No me es posible expresar a todas horas lo que siento
Pero haré una excepción siquiera sea al menos por un día
Y lo expresaré con algunos versos, tal como tú hacer solías.

Ahora siento que lo nuestro hubiese podido durar
A poco que hubiésemos puesto de nuestra parte
No permitir que el amor se nos muera es todo un arte
Como lo es estar separados y aún no dejar de amar.

Déjame recordar que un buen día me dejaste
Alegando razones que ni siquiera tú entendiste
Ahora solo me queda pensar cuánto te he querido
Aunque debes de saber que tu adiós he asumido

Y me aferraré a la tierra tratando de no caerme
Y brazos solidarios vendrán a sostenerme
Y hablaré en latín o en ruso si hace falta
Rezando sin descanso sobre una cruz de Malta

Tan solo en la esperanza de que vuelvas un día
Tal y como regresa el estío con su barba perlada
De plantas con sus flores, de amor y fantasías
A decir que del crudo invierno, apenas queda nada.

Habrá un cartel que diga “Aún eres bienvenido”
En la puerta que cierra el paso a los extraños
En aquello que fue otrora tan sólo nuestro nido
Y donde ahora sin ti, ya se ha pasado un año

Exento de esperanza y tal vez con demasiadas inquietudes;
Temo ahora que el mundo se convierta en algo indefinido
Como suelen ser todos aquellos días que transcurren sin ruido
En los que el árbol del odio deja caer dolor en cuanto lo sacudes.

Te has parado a pensar y tras de haber reflexionado
Sin dudar un instante, me has dejado atrás
Puedes andar deprisa, pero al llegar, verás
Que al menos por un día tú también me has amado

Y aunque no lo lamentes por miedo al que dirán
Al menos reconoce que te gustó mi amor
Pero si aún por algo me guardases rencor
Mis sollozos y lágrimas juntos acudirán

Como acude la abeja a su cita diaria con la flor que se asoma
Pautada entre la bruma, sostenida en el aire, inmensamente bella
Dispuesta a ser cortada y adornar el cabello de una joven doncella
Que viene a lomos del corcel del deseo, corriendo por la loma.-

Yo monté ese caballo, y mientras cabalgaba
Por la senda infinita que me llevaba al cielo
Parándome a tu lado, quise romper el hielo
En la firme creencia que tu también me amabas.

No fue así y lo lamento, un poco más si cabe
Cuanto que en el amor, solo importa el presente
Y tras de haberme obligado a bajar de tu nave
Voy a ver que hay de bueno en la acera de enfrente.

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