lunes, 27 de junio de 2011

AHORA QUE YA NO ESTAS




Ahora que no estás tengo pensado hacer aquellas cosas
Que nunca no pude llevar a cabo mientras fuimos pareja
Viajar en barco, oler la sal del mar y sentirme dichosa
Sin proponerme nada, y sin tener ya entre ceja y ceja

El irrefrenable deseo de sentarme a tu vera y mirarte
Con los ojos lacios de un corderito degollado
Como si el hecho puntual de haberte amado
Me obligase a disfrutar de la vida, tan solo en una parte.

Pero lo que no pienso hacer nunca es echarte en cara
Que al irte no me dijeses adiós de una forma clara
Ya que tu partida resultó ser la mezcla incongruente
De una nota triste, escrita a vuelapluma, tan incoherente

Como el hecho de buscar flores en medio de un erial
De otear el cielo azul en busca de una nube blanca
De tratar de imitar la luz del sol encendiendo un fanal
O de intentar mover el mundo, con la frágil palanca

Que el sabio pedía para mover el universo, aún sabiendo
Que nada se mueve de su sitio a menos que el impulso
Sea lo bastante apropiado y suficiente incluso
Como para impedir que se pare, lo que se está moviendo.

Hoy he comprado un billete hacia un destino ignoto
Así que partiré mañana, si logro poner en movimiento
Los pedazos diseminados y fríos de mi corazón roto
Sin llevar más equipaje que mis propios pensamientos

Que dudan entre darte o no la razón, entre amarte todavía
O arrancarte de cuajo de lo que fue otrora mi ilusión
Entre rescatar lo bueno, que lo hubo, de algunos de los días
En los que estar junto a ti constituía una especie de prisión

Con barrotes de seda y el patio poblado de esperanzas
Las paredes de la celda decoradas con tus fotografías
El hall de mi destino siempre en permanente mudanza
Y una condena a cadena perpetua, que con gusto asumía.

Cuando llegue al lugar en el que el medio de transporte elegido
Como si saliesen del vientre de la bestia, escupa a los viajeros,
Apagaré para siempre el móvil, habiendo ya asumido
Que una vez que te has ido, el intentar ser feliz es lo primero.


Y luego ya vendrán los días de sentarse a llorar
Apagados ya los ecos de lo que fue un deseo
Mi propia soledad es todo cuanto ahora poseo
Y tal vez la intención de volverme a enamorar.

Pero si tal cosa ocurre, nunca te enterarás
No quiero que conozcas ya nada de mi vida
Nuestra etapa en común la doy por concluida
Y ya no me apetece echar la vista atrás

Porque si fuese cierto que el futuro está por construir
Y el pasado no es más que un edificio abandonado
Es posible que ahora, una vez que lo nuestro ha terminado
Pueda empezar por fin a labrarme un nuevo porvenir.

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