MIENTRAS EL TREN SE DETIENE

Me dejaste pensar y me salió una frase lapidaria
de esas que te dejan anonadado y boquiabierto,
no puedes dudar de mi amor, pues es muy cierto
pero si así lo deseas puedes entonar una plegaria

por un amor de juventud, que se perdió, al caer
la tarde de un estío que nunca debió marcharse
quizá era pronto para amar, pero equivocarse
tiene sus consecuencias, como has podido ver.

Todos los momentos dulces suelen acabar mal
o bien se discute mucho mientras uno se viste
o en el peor de los casos, ése beso del final
sabe a rencor, a colilla, a labios que no supiste

limpiar a tiempo, y las lágrimas afloran a tu pesar
porque el corazón no manda sangre hacia arriba
y el alma, partida en dos, hace una pequeña criba
y se apunta a un solitario, siendo incapaz de soñar

porque ya todos sus sueños se han cumplido,
incluso aquellos que luego devienen en pesadilla
es un decir, pero un beso, aunque sea en la mejilla
proporcionará alimento a un corazón desvalido

en tanto que un largo adiós, a nadie deja contento
es como si en la estación, mientras el tren se detiene
para que suba la gente, que mientras tanto va y viene
un momento de pasión proporcionase alimento

aunque éste será corto, para todo el viaje y más
hoy he visto en tu mirada cierto grado de tristeza
y cuando llega la pena, un largo camino empieza
pero a veces no encontramos ese consuelo jamás.

Que tengas suerte, mi amor, en tus nuevas aventuras
si estoy presente en tus sueños, no te duermas todavía
no soy de fiar, lo sabes, y pese a ello hay ternura
en todos nuestros encuentros, porque tu alma confía

ciegamente en el cariño, en la amistad, en los besos
y nunca se vuelve atrás por mucho que los encuentros
sean a veces tan cortos, que parezcan desencuentros
quizá en el fondo nos falte el hacer algún exceso.

Hoy por ayer, tuve miedo, y me marché de estampida
te dejé sola, pero seguro que tu alma, compungida
aún cree en el amor, aunque de hecho es consciente
de que para amar así, se ha de ser muy valiente.-



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