jueves, 3 de agosto de 2017

DÓNDE QUEDARON MIS CARTAS






Vaya donde vaya y hable con quien hable
siempre tendré un recuerdo para tí, culpable
pura nostalgia, al fin y al cabo, de un pasado
que incluso podría parecer lejano y olvidado.

No fuimos los mejores amantes de este hemisferio
ni siquiera supimos comportarnos en momentos
concretos; y sí, es verdad, el amor era un misterio
pero hoy por hoy todavía me queda algún lamento

inexpresado, efímero, atado con cuerdas invisibles
más lejano cuanto más cerca la vejez y las canas
capaz de todo por salir a flote, de ideas previsibles
y en cierto sentido, de vivir, con muchísimas ganas.

Si hemos de quejarnos de algo, hagámoslo ahora
cuando apenas si levanta el alba, todavía en pijama
dejemos de fingir, puesto que compartimos la cama
y amémonos antes de ir a trabajar, al menos una hora.

Porque todo en el amor es infinito, las flores recibidas
las cartas enviadas, los besos dados, las caricias robadas
la tensa espera cuando no sabes si el amante volverá
y si es así, intentando adivinar cuánto amor traerá.

en otros tiempos, ya lejanos y olvidados no se quería así,
pero luego las costumbres cambiaron, supongo que a mejor
y en cada manuscrito había que poner en todo su esplendor
las sublimes palabras, escritas con letras de oro del potosí

que una chica joven quiere leer antes de acostarse
y que le venza el sueño con los folios en las manos
no importa si a veces, leyendo, le cuesta concentrarse
después de todo, dormir, también es un acto humano.

Dónde quedaron mis cartas, escritas hace muchos años
dónde quedó el amor que a veces, travieso, se escondía
dónde se fue la calma, quizá se fuese para no sufrir daño
pero no es el motivo por el que se marchó, lo que dolía,

sino la certidumbre de que no volverá aquello que tuvimos
que tal vez no fue tan importante como para perder la cabeza
en un momento dado, tú y yo, en un claro paraíso nos vimos
y luego, al dejarlo, vinieron las dudas, los celos, la tristeza.

Pero no podíamos vivir siempre de fantasía y champán
aunque son buenos argumentos para la vida, seguro
luego queda el rencor, y el camino se torna un poco duro
pero seguramente, las penas que vinieron algún día se irán.



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