EL AZAR JUEGA EN MI CONTRA

Convendría que la suerte me acompañase algún día
y los hados, si es que existen, hiciesen algo por mí
conseguir el premio gordo, un buen detalle sería
para poder compartirlo, y darte una parte a tí.

El azar juega en mi contra, y las tardes agonizan
a la par que la tristeza se apodera de las calles
es pronto para el amor y ahora algunos detalles
arderán en una pira, convirtiéndose en cenizas

de otro par de almas en crisis, permanente o pasajera
haciendo como que saltan las vallas de la invención
cada momento en la vida, necesita una canción
cada palabra que dices, tiene que ser duradera.

Son corazones en marcha, subiendo por la ladera
de la montaña sagrada cuyo techo, aún sin hollar
nos transmite la noticia de que hace falta amar
si lo que deseas es, la paz, como compañera.

Ahora subo, luego bajo, y en el camino, cantando
me creo, como en los cuentos, un final no tan feliz
al fin y al cabo la mecha se prendió por un desliz
y tampoco queda mucho, la cera se está acabando

así que cuando la vela agonice de verdad
y las sombras nos rodeen sin piedad, enteramente
viviremos de prestado, pidiendo por caridad,
que el amor que nos quedaba, no se vaya de repente.

Y para cuando Mayo nazca, si es que llega a nacer
quedémonos en la cama, hasta el próximo amanecer
no abramos ni las cortinas pues afuera aún hace frío
y se ven los caminantes que portan caras de hastío

se abrigan, sin importarles lo que digan los demás
pues cada día es un reto cuando la acera es de hielo
hay que pisar con cuidado, caminar poniendo celo
en no caerse, pues hay en todo el suelo, además

cierta cantidad de otras sustancias que no son buenas
y se podrían manchar trajes recién estrenados
para cuando tú te vayas me habrá atrapado la pena
en el momento que vuelvas, quizás se haya marchado

o no, porque nunca sabes cuánto dura de verdad
un día sin amoríos, una tarde sin abrazos
puede que sean minutos hechos de complicidad
o puede ser que las horas pasen despacio en tus brazos.



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