domingo, 30 de abril de 2017

SI PENSABAS DEVOLVERLO







Si nunca tuviste la intención de seguir a mi lado
y cada primavera, cuando te enviaba unas flores
con un mohín de disgusto, ya aflorabas rencores
y así nos ha ido, pues todo lo nuestro ya es pasado

Como verás es fácil saber porqué no estamos juntos
un buen día te invité a visitarme y tú lo rechazaste
ahórrate las escusas, pues ni una sola vez pensaste
en hacer ese viaje, ni es verdad que estuvieses a punto

de coger ese tren, al que no llegarías por un pelo
ni de darme una explicación al menos convincente
creo que a tí misma te considerabas muy valiente
como ves, no te ha llegado para alcanzar el cielo.

Luego, cuando triste de mí, demandé explicaciones
te limitaste a decir que a pesar de todo me querías
no quiero decir aquí, que tus palabras me herían
ni tampoco estoy por la labor de buscar soluciones.

Hiciste lo correcto al no venir, al menos eso piensas
pero la historia, que suele poner en su sitio cada cosa
sería muy distinta si en lugar de estar a expensas
de una explicación, se hubiese convertido en primorosa

novela de amor, de las que dejan huella, tras leerla
y no me refiero a los párrafos subrayados en rojo;
ya no me cabe la ira y se me ha disparado el enojo
y en cuanto a la alegría, pues aún sigo sin conocerla.

Si debiste de venir o no, es tu problema, el mío
ahora que puedo pensar sobre el asunto en frío
es olvidar que un día estuvimos tan enamorados
que hasta Cupido tuvo que cerrar con un candado

la puerta de los besos y la alacena donde los abrazos
comparten espacio con las frases bonitas, esparcidas
por encima de una mesa donde una vez sobró comida
y ahora de toda la conversación, solo quedan retazos.

Que cada cual conserve sus recuerdos, sin pensar
en la otra persona, pues hace tanto tiempo de eso
que casi un relato prehistórico se puede considerar
y también en el amor se puede llegar a tocar hueso.

Cada vez que recuerdes que no quisiste hacer ése viaje
por el cual en otros tiempos, habrías pagado para hacerlo
cada vez que te creas a salvo del amor, pagarás un peaje,
y es que no está bien comprar amor, si piensas devolverlo.



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