La rueda del destino ya nos tritura y nos miente
mientras nos miramos delante de un café caliente
apenados quizá por no poder decirnos simplemente
que éste asunto se nos ha ido de las manos claramente.
Queda el resto de la jornada para volver a empezar
unas cuantas horas más, quizá solo para amar,
la vida consiste, al fin, en un poquito de azar
donde todos los caminos acabarán en el mar.
y en el viaje consiguiente, mecidos por tibias brisas
poniendo como en el cine, caras de ir muy deprisa
literalmente muriendo, no de pena, sino de risa
y mirándonos fijamente, como pájaro en cornisa
vendrán días en los cuales el viento no se oirá
ni las luces de los barrios el sereno encenderá
y luego, al travieso niño, su abuela le gritará
por correr tras de un perro más tarde se caerá.
Son historias diferentes las que nos suelen contar
y no todas son de amor, porque llega a empalagar
aunque, muy de vez en cuando, si se trata de ligar
hay que dejar de ser tímidos y de repente, atacar
a las damas con sombrero, que son más tímidas,
pero a la vez, para las relaciones son muy rápidas
es como el té que parece una bebida muy insípida
pero para los ingleses, es como el agua bendecida.
Cada año me propongo algo distinto en Enero
una vez, lavar el coche, supongo que con esmero
y en otras ocasiones, mientras contemplo el velero
solo me queda pensar si habrá bastante dinero
para comprar tu cariño, tan escaso, tan moderno
que parece recién hecho, como ése pan moreno,
cuya corteza sin miga tiene ése sabor tan bueno
que lo comes sin parar, aunque tuviese veneno.
Hoy he vuelto a pasear por el camino olvidado
de los tilos cuya sombra nos protegió en el pasado
he encontrado la flor que te regalé, encantado
de tu presencia feliz, continuamente a mi lado.
He sentido tu presencia en el aire y en la tierra
junto a la profunda cueva cuya puerta no se cierra
donde los veraneantes todo su sudor entierran
mientras miran, anhelantes, lo lejos que está la sierra.
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