sábado, 30 de abril de 2016

TÚ TE QUEDASTE EL ÁTICO






Duele verse tan lejos de tu vida, como ese vestido viejo
que abandonas tras años y años de uso, en el armario,
como esas hojas, arrancadas mes a mes del calendario,
como una barca, varada al final de la playa, allá a lo lejos.

Yo no esperé grandes proclamas de tu parte, si acaso,
alguna caricia aunque no fuese sincera, ni profunda,
una carta de amor, de vez en cuando, y llegado el caso
tal vez una prueba de cariño, más o menos rotunda.

Como ves, no soy el hombre más guay del universo,
admito sin problemas que soy muy limitado e inexperto
pero se me da bien el amor, y el componer estos versos,
sobre todo cuando todo alrededor parece estar perfecto.

Puede que todo gire en torno a la luz de una luna huidiza
y las estrellas para salir de noche, se nos vistan de fiesta,
pisaremos con cuidado las aceras, hechas de piedra caliza
aprendiendo los secretos de la suma, olvidando las restas

y trataremos de ser felices, al menos hasta medianoche,
deseando que nuestra ágil carroza no torne en calabaza,
tomando champaña, mientras oímos música en el coche
de un bonito tono amarillo, yo diría que de color mostaza.

Para la historia, quedan esos buenos momentos
en los que ambos dimos lo mejor que tuvimos,
algo de dinero en la cuenta común que abrimos
con la feliz idea de invertir, en cemento,

y comprar nuestro propio nidito de amor, un ático
con luz a todas horas, el no va más del lujo,
con un buen ascensor, un portero antipático
para esperar, de madrugada, que llegase el influjo

de la pálida estela de un cometa harto de divagar
cruzando universos que no están ya a su alcance
dejando tras de sí unos trazos, como espuma de mar
procurando no causar, a su paso, ni un solo percance.

Ahora ya no queda ni rastro del dinero, empleado,
en gastos suntuosos y de dudoso fin, a la sazón,
tú te quedaste el ático, totalmente amueblado,
mientras a mí me ha quedado muy roto el corazón.

Seguro que disfrutas de la brisa en verano, tomando
una copa de vino, quién sabe si en buena compañía,
mientras yo de tu mundo debo de irme alejando
espero que nadie crea que lo hago con alegría.-



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