Para quien en su día pudo amar, y no lo hizo
Para aquellos cuya forma de vida no les gusta
Para poder gritar cuando haya algo que te asusta
Y para adoptar la forma de defensa del erizo
Que eleva sus púas y esconde la cabeza sin saber
Muy bien quien o qué es aquel que le importuna
El verdadero motivo del ataque cree desconocer
Y tan solo desea alcanzar un poquito de fortuna
Y poder ver el sol al otro día, aspiración austera
En la que no reparó al levantarse en la mañana
Quizá se le olvidó mirar antes de salir por la ventana
Tal vez lo que le va a ocurrir ni en sueños se lo espera.
Recorremos lugares en pos de un sentimiento
Perseguimos las sombras de lo que fue el amor
Huimos de la escena del crimen al momento
Y luego tratamos de no denunciar al infractor
Y a cada movimiento que hacemos de evasiva
Nos responde Cupido con una flecha artera
En su afilado astil hay siempre adosada una misiva
Buscará el centro del corazón de una forma certera
Y cuando te halles leyendo la carta escrita a mano
Con caracteres únicos, pensados para esta ocasión
Te mostrará, de la que fue tu amor, su lado humano
Mientras un tren se la estará llevando en la estación
Porque la vida sigue y nunca se detiene, ni siquiera
Cuando intentamos que la nieve no se nos acumule
En la puerta de la vivienda, y que el día no muera
Sin que al menos por entre nosotros el cariño circule.
Vana esperanza, pues la vida transcurre de repente
Sin mucha convicción; y adoptando olvidadas posturas
Conseguiremos incluso en algunos momentos, nuevamente
Considerarnos inferiores, llegando a perder la compostura
En un último intento por retener a la persona amada
Que sin duda esta llorando de pena en el vagón de cola
Pues su amor, otrora atento, la ha dejado en la estacada
Debiendo marcharse sin mucha compañía, es decir, sola
En pos de una estrella cuya luz aún no ha llegado a ver del todo
En brazos de una ilusión cuyo destino final no está muy claro
En compañía de hombres lujuriosos que la miran con descaro
Debería considerar estas opciones, pero no de cualquier modo.
