viernes, 31 de enero de 2014

PARA QUIEN NO DESEE VIVIR EN SOLEDAD




Estaba a punto de escribir un poema y pensé en tí
en la forma de habernos conocido, en la distancia
existente entre ambos, y en otras circunstancias
tal vez no hubiera deseado el llegar hasta aquí;

pero la vida manda y debo proseguir con el trabajo
mientras tú, en tu plácida existencia acurrucada
tratas de hacer todas las cosas de una sola tacada
y no dar de ninguna manera a la pereza, cobijo.

Te imagino leyendo uno de mis poemas, tal vez sentada
riendo sin parar después de comprobar su escasa calidad
atusándote el pelo, aunque en tu caso no sea por vanidad
sino porque el calor del estío te tiene un poco acobardada

bebiendo un poco de vez en cuando, declamando los versos
tratando de encontrar un significado a tanta palabrería
te ruego esperes un momento, no juzgues el poema todavía
aún no estoy preparado para comentarios muy adversos

pues el corazón del poeta de elogios desmedidos se alimenta
y cuando a alguna persona no le gusta lo leído, el verso llora
y la hoja de papel acabará en el cubo de basura sin demora
y tras haber trabajado sobre ella, el desánimo se acrecienta

y surca el débil pensamiento del poeta haciendo malabares
con las escasas neuronas del autor, mientras la inspiración
pasa de largo y se dedica a tomar unos tragos en los bares
y en el viejo piano el joven pianista destroza una canción.

Lista para ser olvidada, esta es la vida del escritor aficionado
Casi como la soledad, cuando nos deja sin mucha compañía
no puedo pues, ni debo, entonar ahora el himno a la alegría
pues para ello hasta ahora lo más importante me ha faltado

Y retornaré de mi existencia gris cuando el raso del alba
haya teñido de blanco las verdes hojas del infeliz vergel
donde todos los sentimientos suelen estar a flor de piel
y el jardín huele en la distancia, tornando al color malva

de una flor de pasión, cuyo aroma tantas veces aspiramos
como instantes pasamos de las palabras a los hechos
sin poder mostrar el amor guardado en nuestros pechos
sin poder decirle al mundo el cómo y el cuando nos amamos.

Vuela la impávida gaviota por sobre el cielo azul y fía
todo su plan de vuelo a llegar a destino, si puede ser, de día
pues la noche no es para volar, sino para rezar por los ausentes
o mejor aún, para alegrarse por la tierna ilusión de los amantes

Embutida en un jarrón multicolor de tapa bien cerrada
hay una vieja ilusión en un surco del tiempo bien guardada
dos corazones la buscan sin descanso y cuando uno la halla
el compás del otro, otrora fuerte y sano, en ese instante falla

y no hay desfribilador capaz de hacer volver a su ritmo de vida
a una pieza esencial del cuerpo humano, aquel donde las horas
se cuentan por latidos, y tan solo por amor, resuella y se acalora
mientras en otras partes del cuerpo a la soledad se da la bienvenida.

Pues la soledad no es mala siempre, aunque a veces asusta
pero también se malvive en compañía, es cuestión de saber
si la persona con la cual vives, es la que más te gusta
o es la menos mala de entre todas las que pudiste conocer.

No puedo terminar sin dejar de tratar de una forma indulgente
a todas las personas cuya vida se reduce a querer sin medida
en cualquier circunstancia, amar es una decisión inteligente
y abandonar a la persona amada, al punto producirá una herida

extensa como la más honda sima del más profundo océano
dolorosa y cruel, apenas sangrará, pero sus consecuencias
en forma de dolor incurable, golpearán sin descanso tu conciencia
y esta vez no habrá nadie a quien puedas pedir que te eche una mano.