lunes, 4 de febrero de 2013
MI PUERTA SIEMPRE ESTÁ ABIERTA (1)
Si hubiese una sola razón para seguir amando, la emplearía
y dejaría que mi triste corazón se batiese en franca retirada;
si la senda del amor no estuviese, por así decir, marcada
seguramente hubiese tomado otro camino, y ya no volvería
a desarrollar esa desconfianza cenital que me cohibe,
ni a pensar mal del que nada bueno en la pasión concibe
a rememorar agravios, como quien colecciona sellos
y no me sentiría, como ahora, bastante infeliz por ello.
Hay momentos en la vida que te recuerdan quién eres
a qué has venido al mundo, y qué papel vas a representar
en ésos dramas que implican a las personas que quieres
y sobre todo te señalan el camino por el que debes andar
si de verdad deseas una vida sin agobios, lejos de la nulidad
representada en el cielo por una nube sin nombre, esférica
y desatada, cuya única tarea consiste en mojar la vecindad
con el agua deslucida que suele caer de una forma agónica
sobre el tejado que guarda mil secretos de parejas
apolillados y yermos, como el alma de un espectro
sin recuerdos resguardados en los huecos de las tejas
y sin remedio tampoco para aquello que fue nuestro
y ahora es tema redundante, foco de conversación
run-run mal alimentado por tertulias sin piedad;
te confieso que he sentido un poco de vanidad
al saber que de mi dicen que soy la mejor opción
sin concretar el motivo, sin explicar las razones
por las que el agua discurre cuesta abajo sin mesura
tal parece cuando el viento, que se mueve con soltura
nos acorta esa distancia que existe entre corazones
ya lejanos de por sí, que fingen no conocerse
penosamente alumbrados por el faro del deseo
únicamente abrigados por un ligero pareo
lógicamente abocados al destino de perderse.
Sobró la melancolía en nuestro triste final
renacerá la esperanza al comenzar el invierno
hay una abeja muy vieja vigilando su panal
y en el dial de mi vida suena un ritmo muy moderno
una canción en inglés cuya letra no comprendo
cantada por una chica que seguro que no ama
es posible que el amor pudiera encender la llama
como puede ser también que el fuego acabe prendiendo
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