lunes, 7 de enero de 2013

NO CREAS CUALQUIER HISTORIA (2)




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y mientras el árbol en el que escribimos nuestro amor sigue creciendo
nuestra vida se encoge, y al final dejamos de ver el sol entre el follaje
y pasan lo días y el pábulo que ilumina nuestra ilusión se va muriendo
igual que el agua que mana del dulce manantial, no resiste el estiaje

y deja de surtir con su caudal ese cálido río en el que nos bañamos
cuando solo somos niños y nada de lo dicho hasta ahora nos atañe;
No busques más, no puede haber nada en este mundo que me dañe
sobre todo al recordar que, al menos por un instante, nos amamos

y que tan solo la tristeza del momento nos cubrió de repente
de besos engañosos, de abrazos sin pasión, de loca vanidad
que son como una droga para una gran parte de la sociedad
pero que a la inmensa mayoría les resultarán tan inocentes

como el amor hermano de la dulce mañana, que da paso a la tarde
y la tierna sinfonía de una noche de luna llena, muy bien amenizada
por una orquesta mixta que llena de notas el salón durante la velada
en la cual tu me diste tu amor y yo me comporté como un cobarde

saliendo por piernas de tu vida tan rápido y tan de repente
que no pude ver ni el propio despertar de los tilos enormes
que cubren el jardín de un extremo a otro casi completamente
y proyectan sus sombras componiendo figuras bien deformes.

Y aún siendo cierto que no puedo reescribir la historia que nos une
déjame al menos que cuente el motivo real de aquel distanciamiento
que se produjo un día cualquiera, en el que no hubo mucho movimiento
y la puñalada trapera que le dimos a nuestro amor, quedaba impune

porque la autoridad emana del respeto y éste del cariño que se tienen
los amantes que lo son por derecho, pletóricos de fantásticas virtudes
no esta hecho el amor para todos aquellos que de los otros duden
y un relato amargo de lo que de verdad nos ocurrió no se sostiene

así que deja que mi versión sea la única que llegará a buen puerto
olvidando la tuya que no sería mas que una sucesión de incoherencias
ni la vida es toda de color de rosa, ni tampoco el amor es una ciencia
ni des por supuesto, que una vez que tú me hayas dejado, estaré muerto.

Tal vez no sea el mejor relato de los hechos, pero es bastante real
como cierto es que tu marcha no ha sido más que el punto de partida
a una situación que antes para mi no era anormal, sino desconocida
y en la que me encuentro ahora mismo sumergido, tal vez para mi mal

pero de la que pienso salir en cuanto me lo proponga, no sin dificultad
pues los frutos del árbol del amor contienen el veneno suficiente
como para fallecer, si es que has llegado a ingerir toda la cantidad
que marca la frontera entre el éxtasis del amor o el morir de repente.-