Negra es la noche para quien nada espera
mientras el día empieza así, sin esperanza
nadie dará ni un duro por hacer la mudanza
y al final siempre se perderá alguna estera.
El eterno cambiar de casa cuando el amor fracasa
poner un anuncio en el periódico ofreciendo alquilar
aquel nidito de amor al que una vez llamamos casa
es, cuanto menos, una forma sutil de no asimilar
que lo nuestro se basaba en ecuaciones imposibles
donde no había forma de despejar la X, ni aplicar
sesudos teoremas sobre el ya olvidado arte de amar
habida cuenta de que la situación se tornó irreversible.
Ocurrió que la cena se enfrió sin aparente causa
quizá estabas charlando con tu madre en la cocina
y para que nadie pudiera oír, hablabais en sordina
haciendo, para poder reír el chiste, alguna pausa.
Luego el vino no era el de siempre, alguna promoción
del súper nos hizo comprarlo, aunque no era bueno
tampoco la comida estaba hecha para esta ocasión
el menú del viejo restaurante echábamos de menos
a la hora del postre y el café surgieron los problemas
quien puso más, dijimos, en voz alta, y sin venir a cuento
de repente vimos que la vida en pareja, se iba con el viento
en cuanto que en la mesa alguno de los dos sacase el tema.
Larga es la noche de quien todo fía al día siguiente
los demonios cruzan el patio raudos, sigilosos
entonces alguien te da el abrazo del oso
y te pones a llorar, tranquilamente
Y las lágrimas manan como el agua de Mayo
supuestamente útil, pero a veces sin gracia conocida
aquello que tanto nos gustaba, hoy provoca desmayo
la vida a veces tiene un puntito de desagradecida
y se marcha en su trono como reina del mundo
obviando las caricias del viento y de las nubes
su ego nunca desaparece, incluso se le sube
hasta la coronilla, desde lo más profundo
de una sustancia gris a la que llamamos el cerebro
cuya parte racional ha tiempo que nos dijo de dejarlo;
no lo hicimos, quizá por miedo, o por no estropearlo
pero ahora, en cada aniversario del adiós, yo lo celebro.-
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