Y AHORA NO LO ES

Quise acceder a tu vida, por la puerta de atrás
allá por donde los otros fracasaron en su intento
traté de amarte de una forma tan rara, que quizás
o no la entendiste del todo, o no era el momento.

No acudí a los lugares comunes, tal y como dicta
la experiencia, ni corté flores del jardín del vecino
no escribí poemas, tal vez para no dar ninguna pista
sobre por dónde, ahora, iba a transitar por el camino.

En mi defensa diré que era nuevo en estas lides
así que tampoco tenía referencias anteriores,
bueno, un par de amores, sí, pero menores
de esos que sueles tener, para que olvides

por un momento el amor de tu vida; tú eras ése
una especie de diosa investida en una ceremonia
donde todos los presentes, con gran parsimonia,
aplaudían, mientras bebían, a todo el que pusiese

un poquito de empeño en mostrar sus sentimientos
ocultos bajo lienzos de retratos con mirada severa
o de paisajes cálidos en mitad de la tierna primavera
pintados por artistas inspirados en algunos momentos.

Me pongo a recordar y los recuerdos se agolpan
como caballos delante del pienso a mediodía
trato de poner orden, me muestran bastante rebeldía
pero así es la vida del amante, cuyos sueños galopan

por praderas ocultas bajo llave, celosas de su intimidad
hechas a sí mismas, llenas de flores bellas y salvajes
hay una senda no muy ancha, quizá para que bajes
pero no te aconsejo que la tomes, por tu seguridad.

Luego acudo al chamán en busca de pócimas y ungüentos
me hace una mueca de disgusto, y se niega a recibirme,
quizá piensa que no le pagaré, pues no se atreve a decirme
que la eficacia real de sus brebajes depende del momento.

Y ahora no lo es, porque no estás aquí, pues no viniste,
pese a haberte invitado, por activa y también por pasiva
por medio del fax, del teléfono incluso y de una misiva
que seguro acabó en alguna papelera, en cuanto la leíste.

Quizá te deba un beso, y también algo de ilusión
y si el cielo nos junta otra vez en aquella estación
donde bellos momentos se nos fueron en trenes
para lo que tú quieras mi amor, pues ahí me tienes.




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SI PENSABAS DEVOLVERLO

Si nunca tuviste la intención de seguir a mi lado
y cada primavera, cuando te enviaba unas flores
con un mohín de disgusto, ya aflorabas rencores
y así nos ha ido, pues todo lo nuestro ya es pasado

Como verás es fácil saber porqué no estamos juntos
un buen día te invité a visitarme y tú lo rechazaste
ahórrate las escusas, pues ni una sola vez pensaste
en hacer ese viaje, ni es verdad que estuvieses a punto

de coger ese tren, al que no llegarías por un pelo
ni de darme una explicación al menos convincente
creo que a tí misma te considerabas muy valiente
como ves, no te ha llegado para alcanzar el cielo.

Luego, cuando triste de mí, demandé explicaciones
te limitaste a decir que a pesar de todo me querías
no quiero decir aquí, que tus palabras me herían
ni tampoco estoy por la labor de buscar soluciones.

Hiciste lo correcto al no venir, al menos eso piensas
pero la historia, que suele poner en su sitio cada cosa
sería muy distinta si en lugar de estar a expensas
de una explicación, se hubiese convertido en primorosa

novela de amor, de las que dejan huella, tras leerla
y no me refiero a los párrafos subrayados en rojo;
ya no me cabe la ira y se me ha disparado el enojo
y en cuanto a la alegría, pues aún sigo sin conocerla.

Si debiste de venir o no, es tu problema, el mío
ahora que puedo pensar sobre el asunto en frío
es olvidar que un día estuvimos tan enamorados
que hasta Cupido tuvo que cerrar con un candado

la puerta de los besos y la alacena donde los abrazos
comparten espacio con las frases bonitas, esparcidas
por encima de una mesa donde una vez sobró comida
y ahora de toda la conversación, solo quedan retazos.

Que cada cual conserve sus recuerdos, sin pensar
en la otra persona, pues hace tanto tiempo de eso
que casi un relato prehistórico se puede considerar
y también en el amor se puede llegar a tocar hueso.

Cada vez que recuerdes que no quisiste hacer ése viaje
por el cual en otros tiempos, habrías pagado para hacerlo
cada vez que te creas a salvo del amor, pagarás un peaje,
y es que no está bien comprar amor, si piensas devolverlo.



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EN EL AMOR TODO VALE

Varias veces la tristeza ha dominado mi vida
y lo cuento, porque amar supone ser precavido
para luego colegir, que el darse por vencido
es sinónimo de alumbrar ideas preconcebidas.

En el amor todo vale, y en la guerra las bajas
no son sino la ocasión de un recuento inacabado
una sucesión de extraños y oscuros desaguisados;
oteando el horizonte, la vista es la que trabaja

y mientras la soledad se apodera del encanto
de una tarde a contraluz contra el muro levantado
en derredor de una fuente cuya agua he derramado
y la muy olvidada luna por fin enseña su manto

hay notas tristes, por manos tiernas escritas
en el libro de la vida cuyas páginas no son
sino el lejano recuerdo de una cercana cita
esculpida sobre el viento con renovado tesón.

Cada viernes, a las cuatro, si el autobús se retrasa
me quedo en el arenal, mientras el tiempo se pasa
y observo como los barcos, muy allá en la lejanía
de un mar embravecido, al sol hacen compañía

y regresan con sus velas desplegadas, al compás
de unas olas cuya espuma puede salpicar quizás
si te acercas a la orilla del puerto de donde salen
todos los que, navegando, van en busca de ideales

que son esas circunstancias que nos impiden volar
porque el hombre no nació con alas para lograrlo;
hoy voy a verte, por fin, después de mucho esperar
y espero que no me siga por detrás ningún escualo,

cuyos dientes hacen daño, si te muerden de verdad
como duelen los olvidos, si no quieres recordar,
que un día, allá a lo lejos, la vida vino a buscar
medicamentos en contra de la temida ansiedad

y se llevó por delante ilusiones y templanza
un poco de anís en rama y la lejana inquietud
de dos personas en busca de la eterna juventud
meta injusta porque a veces hace perder la esperanza

a todo aquel cuyos yerros, lo condenaron a muerte
sin que una pizca de suerte en toda su vida hubiese;
hay días sin compasión y hay horas sin poder verte
como si en cada ocasión, mi corazón se muriese.


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SI EL MAR NO FUESE AZUL

Cuando surja el amor, como de una fuente sin retorno
espero estar allí, para empezar a llenar mi cantimplora
y después ir bebiendo algunos sorbos a cualquier hora
del agua que nos hará ver de otra manera nuestro entorno.

Cuesta creer que el cielo haya conspirado para hacer
que lo que ayer mismo no era sino un bello amanecer
no sea ahora más que una sucesión de horas muertas,
de hitos sin conseguir, y de no saber a ciencia cierta

si el día de mañana lo será también para nosotros
teniendo en cuenta que el amor, aún no ha crecido
vamos a procurar que el viento no produzca sonidos
y que en el espejo del salón, tan sólo se vea el rostro

amable de la más feliz de las sonrisas de este año
con todos los dientes a la vista, como esos monos
que sonríen todo el rato, y es para ocultar el daño
que les producen sus propios chillidos, cuyo tono

parecido al de una cadena que chirría sin pausa
es capaz de ahuyentar al cazador más avezado;
quizá mi corazón produzca un ruido parecido
es posible que así sea, aunque no sé la causa.

No me andaré por las ramas, como ellos; haré
que en cada unos de mis actos haya ternura
y hasta el final del día, sin descanso amaré
si para entonces he logrado una cierta cordura.

Porque el amor es simplemente una palabra
un pozo sin fondo donde el agua no se agota
campo donde el amante sus destinos se labra
serpentín de cristal que deja pasar alguna gota

muy de vez en cuando y de forma controlada
para que nadie nos pueda dejar en la estacada;
si el mar no fuese azul, sin duda no atraería
a tantos visitantes como van en fila, a mediodía

a mojar sus tobillos en el agua impoluta
a mirar esos peces que nadan y se ríen;
su color no será de una certeza absoluta
y quizá haya algunos que hasta desconfíen

de una superficie tan cambiante como la del mar
de unos besos que nunca son lo bastante sinceros
de una forma de vida que sólo consiste en esperar
a tener, para ser considerado rico, suficiente dinero.



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EL AZAR JUEGA EN MI CONTRA

Convendría que la suerte me acompañase algún día
y los hados, si es que existen, hiciesen algo por mí
conseguir el premio gordo, un buen detalle sería
para poder compartirlo, y darte una parte a tí.

El azar juega en mi contra, y las tardes agonizan
a la par que la tristeza se apodera de las calles
es pronto para el amor y ahora algunos detalles
arderán en una pira, convirtiéndose en cenizas

de otro par de almas en crisis, permanente o pasajera
haciendo como que saltan las vallas de la invención
cada momento en la vida, necesita una canción
cada palabra que dices, tiene que ser duradera.

Son corazones en marcha, subiendo por la ladera
de la montaña sagrada cuyo techo, aún sin hollar
nos transmite la noticia de que hace falta amar
si lo que deseas es, la paz, como compañera.

Ahora subo, luego bajo, y en el camino, cantando
me creo, como en los cuentos, un final no tan feliz
al fin y al cabo la mecha se prendió por un desliz
y tampoco queda mucho, la cera se está acabando

así que cuando la vela agonice de verdad
y las sombras nos rodeen sin piedad, enteramente
viviremos de prestado, pidiendo por caridad,
que el amor que nos quedaba, no se vaya de repente.

Y para cuando Mayo nazca, si es que llega a nacer
quedémonos en la cama, hasta el próximo amanecer
no abramos ni las cortinas pues afuera aún hace frío
y se ven los caminantes que portan caras de hastío

se abrigan, sin importarles lo que digan los demás
pues cada día es un reto cuando la acera es de hielo
hay que pisar con cuidado, caminar poniendo celo
en no caerse, pues hay en todo el suelo, además

cierta cantidad de otras sustancias que no son buenas
y se podrían manchar trajes recién estrenados
para cuando tú te vayas me habrá atrapado la pena
en el momento que vuelvas, quizás se haya marchado

o no, porque nunca sabes cuánto dura de verdad
un día sin amoríos, una tarde sin abrazos
puede que sean minutos hechos de complicidad
o puede ser que las horas pasen despacio en tus brazos.



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COMO UN COPO DE NOSTALGIA

Ya sé que la nuestra no es una relación al uso
pero échale la culpa a aquel dios que dispuso
las circunstancias exactas para poder encontrarte,
luego el motivo perfecto para no dejar de amarte

y cuando las golondrinas en enjambre vuelan bajo
y hay un rosario de luces en la mitad de la noche
sueño despierto y sonrío, sin hacer ningún reproche
que tus manos, hoy de hielo, trabajaron a destajo

en caricias divididas por el cuchillo del miedo
a perder la perspectiva de un amor en lontananza
cómo vamos a tener la cabeza, si en el ruedo,
hay un toro que lidiar, su divisa es la esperanza.

Cada semana te envío las mismas notas escritas
y te recuerdo las citas que tenemos, aún escasas
pero sé que cuando llegas por la tarde a tu casa
después de dar de comer a las dulces palomitas

que hacen de tu alfeizar su morada permanente
sin importarles el frío, ni la escarcha ni el relente
te gusta leer de pie, lo que yo escribo sentado
con una copa de vino, vigilándote, a tu lado.

A veces el texto en sí, no es coherente, y lo siento
pero no siempre la praxis te deja en un buen lugar
hay momentos para todo, también los hay para amar
siendo lo más importante el mostrar los sentimientos

pues nos guían sobre todo en instantes de pasión
cuando todo gira en torno a un soplo del corazón
que se queda boquiabierto cuando llegan y le dicen
que su final, ya cercano, algunos magos predicen

y se enroca en su tristeza, como un copo de nostalgia
y se limita a enviar la sangre, porque es su cometido
hoy me ha dado por pensar en que un día hice magia
y ahora, años más tarde, pues del todo te he perdido.

En cualquier otro lugar desistiría, y no puedo
continuar con este lujo de amar sin contrapartida
en la vida la fortuna nunca está bien repartida
debes de luchar por ella, cada día con denuedo

y proporcionar al menos a tu alma la herramienta
para poder dibujar sobre la tierra indefensa
con lápices de colores bajo una luz intensa
un destino sin facturas, para no pagar la cuenta.


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