Del rincón más oscuro, en la penumbra fría,
alejado del mundo, viviendo por las noches
y tratando de que nadie me viese por el día,
cruzando por las calles sin mirar entre coches
que pasaban veloces igual que rayos sin trueno
como cometas pasados de vueltas, sin destino,
así he andado desde que te fuiste, mi camino,
y hete aquí la conclusión, tras debate sereno,
que la vida sin tí es una fuente de amarguras
cuyas aguas en Abril, ya se habrán agotado,
y como en los cuentos chinos, magia pura,
con las últimas letras, todo habrá terminado.
He resistido sin llorar, casi un año entero
y las lágrimas pugnando por salir a flote
rompiendo el lacrimal, han puesto a cero
el contador de besos, y para que no se note
he hecho trampa y he añadido unos abrazos
algunas caricias, al tuntún, y varios roces,
a la redondilla letra del diario que conoces
por haberlo sostenido de noche, en tu regazo.
Porque la vida sin tí es posible, aunque distinta,
ya que no seremos más la flor de una pasión,
y cuando el mundo gire al revés, la variopinta
legión de aduladores, quizá invente una canción
que te acompañe durante ésas horas perdidas
a las que la inesperada soledad te ha conducido
quizá entonces te dé por rememorar lo ya vivido
tal vez se te ocurra amar, sin esperar tendida
sobre el amplio sofá a que te traigan la prensa,
en unión de un buen café, negro y descafeinado
de una rosa y de un buen croissant acompañado
con el bote de mermelada que hay en la despensa.
No deseo marchar, pero la vida me empuja a ello
y resistirse al destino sólo trae malas consecuencias
por ello que mi psiquiatra me recomienda paciencia
tratar de imaginar un futuro menos negro, más bello
y sobre todo no cometer errores como decir te quiero
a quien como tú lo ha escuchado en tantas ocasiones
música para sus oídos, en forma de dulces canciones,
sonando a veces falso, a fuer de tratar de ser sincero.
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