martes, 20 de diciembre de 2016

NO ESPERO TU PERDÓN






Siempre hay algo que perdonar en esta vida
viejas rencillas que subsisten en la mente
oscuros miedos que se agarran fuertemente
y temores varios, que en su justa medida,

forman parte del entorno gris de la pareja
algunos no dan ni para enarcar alguna ceja
otros en cambio quedan pegados como lapas
y resisten cualquier cambio formando capas,

y pliegues de odio que no paran de crecer
nubes oscuras que ocultan cada amanecer
rincones olvidados donde el polvo se posa
almas furtivas que se tornan caprichosas

por el mero hecho de no ser correspondidas
entonces todo el mundo podría separarse
igual los continentes que las islas perdidas
y hasta la pareja más fiel dejaría de amarse.

Quizá no baste ahora con demandar perdón
implorando tal vez unos días de prórroga
en una relación que en su interior se arroga
la insana y torpe idea de que un corazón

malherido y doliente es mejor que una idea
bastante imaginaria sobre la triste imagen
de dos amantes rotos paseando por la aldea
y una vez ya cansados es posible que atajen

y busquen el camino más corto hacia la dicha
el sendero directo al placer más mundano
henchidos de cariño, cogidos de la mano
y ahuyentando a gritos atisbos de desdichas.

No espero tu perdón, ni tampoco lo quiero
siendo la soledad el premio a tu desdén;
por un día estuvimos juntos en el Edén
y no disfruté mucho, para serte sincero.

Pero no fue por tí, no te creas culpable
de algo cuya culpa pertenece al pasado
he visto del amor, su cara más amable,
pero también estaba un poco demacrado

y al tratar de ajustar su capa, envolviendo
sus hombros, para evitarle el frío mañanero
con la vana esperanza de verlo sonriendo,
en esa espera inútil se pasó el año entero.-



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