Mientras me quede un hálito de vida te amaré
mientras mi corazón siga latiendo buscaré
entre las viejas páginas del libro de la vida
alguna anécdota de aquellas tan queridas
cuyo recuerdo a día de hoy aún me estremece
como el agua helada que transita por mi pecho
y se detiene, una vez el camino se hace estrecho
cuando seguir cayendo por mi cuerpo merece.
Ya no se trata de amar, sino de no olvidar
pasados sentimientos, dudas sin resolver
a cuyo paso las cabezas se tienen que volver
deteniendo de paso su lento y pausado caminar.
Cuando alguien quiere hablar de sentimientos
solo cabe preguntarse el motivo o la razón
y nunca el llanto aunque provoque desazón
será una excusa para dejar de lado los momentos
en los que el dios Cupido era el rey de la fiesta
y nos marcaba el paso de un baile por parejas
cada cual con la suya, a veces muy modesta
enredados como un gato por entre una madeja.
Pero si no quieres hablar de amor no escribas poesías
deja tu pluma en paz, trata de actuar de forma diferente
y al final del camino, cuando el sudor cubra tu frente
recordarás, como fue con tu primer amor, tu primer día.
Entonces llorarás, por la nostalgia o tal vez de soledad
y contarás las horas junto al viejo reloj de la cocina
comiendo sin ganas, apoyada la espalda en una esquina
deseando que ella vuelva, aunque tan sólo sea por piedad.
Si no volviese en el último tren no pierdas la esperanza
pues en el amor cada uno tiene costumbres diferentes
una mujer que ama no siempre lo hace de manera ardiente
muchas veces parece tener su corazón en perpetua mudanza
y eres tú el que deberá intuir cuando el beso es necesario
o llevar la iniciativa en cuestiones de amor, sin abusar
de esa posición dominante que se suele demostrar
cuando se ama, pero de verdad, con amor incendiario.
O de otro modo corres el riesgo de arder en la pira del deseo
sin mas futuro que unas cenizas doloridas al paso del fuego
si ves que para el amor no es el momento, dáte un paseo
y encontraras a la persona amada bien dispuesta, pero luego.-
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