viernes, 30 de noviembre de 2012
NO ES QUE QUIERA HABLAR DE CELOS (1)
Tal vez me emborrachó el vino blanco que tomé con el pescado
O quizá el tinto que nos fue servido en abundancia y sin medida
Puede ser que incluso me sobrase el chupito final de la comida
Pero lo cierto es que al despertar, miré y no estabas a mi lado
Recuerdo haber discutido un poquito contigo acerca de tu escote
De si la falda era o no corta, de si flirteabas con éste o con aquel
Acerca de lo divino y de lo humano criticando incluso ése clavel
Que con tanto amor te habías colocado, y cogiste un buen rebote
De eso sí me acuerdo, pero aquí expreso mi absoluta ignorancia
Acerca de lo que pasó después, pues fueron los vapores del vino
Que en forma de etéreas nubes de algodón rojo, llevan al desatino
Los que sacaron lo peor de mi mismo, mi machismo más rancio
Y todo lo que dije estuvo dictado por la ira y en cierto sentido
También por el desencanto producido por el hecho constatado
Que te prestaban más atención que a mi; me sentí muy herido
Y eso que en ningún momento llegaste a separarte de mi lado.
Yo no soy una persona equilibrada, hay que reconocerlo
Y arrostrar las consecuencias de mis actos, sabiendo
Que nada de lo que ahora diga podrá arreglarlo,
Y que poco importa ya si yo mismo estoy sufriendo
Porque como ya he dicho, ya no estás a mi lado
Pero debo decirte que el otro día te vi casualmente
Cuando paseaba muy cerca de tu otra casa, calado
Por el agua que caía desde el cielo intensamente.
Y así bajo la lluvia, protegido por un paraguas muy pequeño
Me sentí un poco triste, por haber llegado a esta situación
Después de tanto tiempo juntos, después de tantos años
Intentando sin pausa mantener a flote nuestra relación
Que cabeceaba como un barquito a la deriva, inmerso a medias
En un mar embravecido por el odio, henchido de reproches
Sobrellevando un conflicto que ya se originó hace unos días
Y al que la última discusión le puso punto y final y el broche.
Que cerró para siempre las puertas de ese cielo acogedor
En cuyas amplias salas se detienen alguna vez los caminantes
Hay un buen botiquín y remedios mil, que calman el dolor
Y sobre todo hay terapias de pareja para aquellos amantes
Que no fueron capaces de sobrevivir a una ración extra de cariño
Despreciando el azul del cielo, tan solo porque no era su color
Y se inventaron enemigos cercanos, en forma tal vez de desamor
Envolviendo sus deseos más íntimos en un sutil corpiño
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