Cuando muera noviembre y las hojas secas del árbol caídas
Sean alfombra herida por las suaves pisadas de los caminantes
Pasearemos juntos cogidos de la mano por la amplia avenida
En la que una vez, un frío día de mitad de enero, te acercaste
Llevando en tu mano un ajado mapa, tal vez de una ciudad
Preguntándome cual era el autobús que te llevaba al centro
Y yo, sin duda herido por la flecha de Cupido, muy adentro
Te dejé marchar, tras de una leve explicación, y la verdad
Es que me quedé prendado de tu risa, contagiosa y feliz
Como lo son los cantos de los ángeles que tocan a rebato
Y cuando el sol se retira a su cueva, al menos por un rato
Tienes la posibilidad, aunque pequeña, de un leve desliz
Y te da por cantar al amor, con voces desabridas, capaces
De despertar a la gente que cree estar dentro de una pesadilla
Tal vez te tiren cosas, pero si estas seguro de aquello que haces
No te importará ser, del resto de la vecindad, la comidilla.
Como poco dirán que estás loco, que ni siquiera el amor
Justifica una canción tan alocada, pero en tu fuero interno
Comprenderás que amar es mucho más fácil en invierno
Cuando el frío se apodera de las almas y produce un dolor
Tan sólo equiparable al que se siente cuando algo se pierde
Y en el vacío que deja en nuestra vida, nos da por colocar
Objetos como la figura de un perrito que parece que muerde
Aún sabiendo que cada vez que lo veamos nos dará por llorar.
Yo sé que te perdí y aunque aún no he colocado ninguna figurita
También dentro de mí me ha dado por pensar en lo que fuimos
Las cosas que nos dijimos en su día, los besos que nos dimos
Y el haberte dejado marchar, así sin más, es algo que me irrita
Sobre todo al saber que has rehecho tu vida y que era verdad
Que ése día en el que me enfadé contigo estabas trabajando
No te creí y lo siento, porque ahora mismo, en plena soledad
Me ha dado por pensar que mi vida de donjuán se esta acabando
Y que tal vez eras mi última oportunidad antes de que el olvido
Acabe por borrar de mi memoria todos nuestros recuerdos
Y aunque a ambos nos dé por recordar, estaremos de acuerdo
En que no sirve de mucho la nostalgia, ahora que te has ido.
Una carta no expresa de verdad lo que uno siente ni una poesía
Te sirve, eso sí, de consuelo cuando el amor atraviesa el pasaje
Que da la oscuridad, al tedio, a la soledad y a la mañana fría
Aunque en forma de lágrimas es preciso que pague algún peaje.
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