SE TRATA SÓLO DE AMAR

Desde que la felicidad se mide en abrazos y besos
es una religión de la que soy un devoto converso;
iré a la iglesia del amor, donde se reza de rodillas
mientras las manos se rozan levemente, a hurtadillas.

Luego de ofrecer el cariño a Dios, que todo lo ve
y pedir entre jaculatorias que la vida nos sonría,
saldremos al jardín para ver el sol de mediodía
donde la triste rana que en medio del agua vive

con su cansino canto, croar se llama, cejijunta
y con el agua removida por el aura del viento
hará de su existencia, siempre en movimiento
una fina lanza de la que el amor será la punta.

Ya no existen las ranas del cuento y la princesa
en la que se convierten al besarlas, falleció;
en vísperas de un otoño sin pasión, su boca de fresa
en un gesto de desdén hacia todo, se torció.

Y mandando a freír espárragos a su vida pasada
ya en la alcoba, preparó con esmero su equipaje
sacó de la lavadora, cuidadosamente, la colada
y se preparó, como solía hacerlo, para un viaje

para el cual el propio destino le consiguió el billete
asiento de primera en un vagón de segunda sin ventana
y tras decir adiós a los más próximos, de buena mañana
pasó a través de la bruma del amanecer, como un estilete.

Atrás quedaron las prisas por llegar primero a la inocencia
el viejo baúl donde guardaba fotos, tan ajadas y rotas,
que más que fotografías, eran apenas retratos sin vigencia
las más de las veces, impresiones de instantes de derrota.

Y si no se fue antes, es porque su religión lo prohibía
ya que al menos, debes de intentar ser feliz un solo día
y si tras veinticuatro horas, nadie ha llamado a tu puerta
estando, tal como has estado, todo el santo día despierta

entonces se te permite abandonar el barco, por la quilla,
saltando al embravecido mar, que te recoge con cuidado
no vaya a ser que hoy, que no te has tomado la pastilla,
acabes, en el frío líquido, como un vulgar pato mareado.

y se te hagan cuesta arriba los oficios diarios y solemnes
de ésa religión sin imágenes, ni biblias donde estudiar
cada movimiento que debes realizar en sus hojas perennes;
al fin y al cabo, con o sin método, se trata sólo, de amar.



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