martes, 24 de noviembre de 2015

DE LOS BUENOS MOMENTOS





Podría darte mil razones para que te quedes
sin encontrar una sola para que me dejes;
pero si es así, al menos permite que me queje
y luego, si es tu deseo final marcharte puedes,

porque el amor no significa estar encadenados
cada persona es libre de amar a quien prefiera
tú me elegiste a mí, como la opción primera,
y no yerro al narrar, cómo, de enamorados,

pasamos a querernos sin medida y sin fecha
cada uno poniendo de su parte los besos
tan necesarios siempre, a veces tan escasos,
que en alguna ocasión quedaste insatisfecha.

Hoy, muy cerca del final de la amplia escalera
crujirán los peldaños cuando la misma acabe
supongo que será, porque son de madera,
me imagino que al menos el motivo tú sabes.

Intuyo que el cansancio ha hecho mella en tí,
y los días pasados, ya son recuerdos sin sentido
cuánto tiempo supone curar un corazón herido,
cuánta paciencia hace falta para quererme así.

De los momentos buenos siempre queda sabor
mientras que los peores, dejan regusto amargo,
voy a decir, te quiero, como prueba de cargo,
pero hay gran distancia entre sentir amor

y estar con la persona a la que has amado
hasta casi el final, desde la adolescencia
de una vida que creo haber desperdiciado
en fuegos de artificio de excelente presencia

pero hueros y vanos como el aire en altura
cuyo fin nadie intuye pero que es necesario
para que las nubes giren en aquel escenario
del dios de los amores poblado de esculturas.

Cada uno, en sus trece, dirá que su cariño
siempre fue verdadero, sublime como el fuego
que arde en un principio y que se apaga luego
una vez se han secado las faldas y el corpiño

pero la verdadera razón de estas disensiones
no es quién puso más, o quién amó más veces;
yo creo que este amor nuestro esfuerzo merece
pero aun así sigo abierto a otras opiniones.-




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